Te Cuento de Viajes

En verano de 2018 en la isla de Odaiba, Tokio, inauguraron un museo muy curioso y diferente que llamó mucho mi atención. Leí la noticia de su apertura en un Suplemento de El País, y me pareció tan interesante, original y atractivo, que decidimos incluirlo sí o sí en nuestra ruta. Visitarlo fue todo un acierto, tanto que para nosotros ocupa el top 3 de lo que más nos ha molado del viaje a Japón ☺ y se merecía este post. ACTUALIZO:  Desde febrero de 2024 se encuentra en el nuevo complejo Azabudai Hills, en la planta B1 de Garden Plaza B. Para llegar usar el metro de Tokio, la estación Kamiyacho de la línea de Hibiya.

El nombre completo es “Mori Building Digital Art Museum: teamLab Borderless». El apellido digital, puede atraer o puede echarnos para atrás. Puede hacernos pensar en fríos píxeles que dan repelús, o en algo galáctico psicofashion que puede saturarnos o marearnos. Pero no es así, es un Museo de Arte Digital único en el mundo, diseñado para interactuar con el arte, asombrar… para engañar a nuestros sentidos… ☺ y sorprender a cada paso.

Sin duda es una visita muy muy recomendable. Nosotros estuvimos unas cinco horas, y te aseguro que no nos aburrimos. Perdimos la noción del tiempo en aquella inmensa cueva negra y laberíntica, de cinco plantas y 10.000 metros cuadrados.

Tardó en construirse tres años, y toda su magia es posible gracias a 520 superordenadores, más de 470 proyectores y un equipo multidisciplinar de 500 personas, desde matemáticos, a ingenieros, informáticos, artistas,…

No es realidad virtual, tampoco es algo programado y simplemente proyectado en bucle, no es realidad 3D… Es arte vivo, en continuo cambio y con el que puedes interactuar.

La tecnología ya ha permitido digitalizar y dar movimiento, por ejemplo, a obras de Van Gogh. Pero el Museo Mori va más allá, aquí no es solo proyección y algo de movimiento, aquí existe comunicación entre las cincuenta obras expuestas, y una curiosa interacción con el visitante que hace que la experiencia sea única en cada momento. Cada día, los aleatorios algoritmos, un ejército de imprevisibles visitantes y el azar construyen la muestra, la modifican en algo, … las obras se realizan en tiempo real.

Uno de sus cofundadores dice sobre él «Hemos creado un universo sin fronteras compuesto por obras de arte que se desplazan por sí solas, se comunican entre ellas y a veces se mezclan con otras».

El hilo conductor de todo el museo es la naturaleza, encontrarás bosques, océanos, cascadas,… fauna, planetas…

Cada oscura sala es diferente. Todo en el lugar es negro, desde el uniforme de los trabajadores, a las pesadas cortinas que sirven de puertas, a los enmoquetados suelos y paredes. Todo su interior es como un enorme negro lienzo.

Aquí las obras se pueden tocar, muchas cambian solas y otras lo hacen con nuestro tacto, pisadas, o con nuestra simple presencia… El arte te puede teñir la piel, la ropa, … llegas a mimetiz-arte 🙂 a ratos tu formas parte de este enorme lienzo digital sin fronteras donde es muy fácil perder la noción del espacio y del tiempo.

No busques planos, ni rutas, según sus autores está diseñado para que te desorientes y explores. No existe un sentido recomendado para recorrerlo, puedes retroceder sobre tus pasos…lo cual es muy recomendable pues muchas salas cambian.

La sucesión de escenarios digitales te dejan con la boca abierta. Vas sorpresa tras sorpresa… no sabes que encontrarás al descorrer las oscuras cortinas o al doblar una esquina… quizás una sala repleta de otoño, o de mariposas…o un reno…

Hay proyecciones fascinantes, juegos de luces increíbles,… hilos de leds que juegan a ser cristales de Swarovski, … campos de flores o de lámparas…cuadros que nacen bajo tu mirada, ilusiones ópticas, música y sonidos, colorido al máximo….

Puedes flotar en el espacio y sentir la ingravidez, tomar un té con una flor virtual en tu taza, sumergirte bajo una cascada o bajo la japonesa ola de Kanagawa, …

El museo también invita a jugar, podrás saltar en una cama elástica a modo de agujero negro y crear un universo con tus saltos, tocar kanjis y hacerlos desaparecer, pisar una salamanquesa y convertirla en una mancha de colores…

En un par de salas tropezarás con largos pupitres repletos de papel y ceras. En ellos se puede colorear sencillos dibujos fotocopiados, y con un simple escaneo cobrarán movimiento y formarán parte de las paredes o del suelo del lugar.

Yo llevaba anotado en mi libreta de “gamificar Plutón-Japón” que quería dibujar algo en el país. Y aquí jugué con los algoritmos ☺ Me lo pasé muy bien con los niños, …y sonreí al ver nadar en aquel acuario virtual a una tortuga con mi garabata pelirroja ☺

Algunas salas interactúan contigo, en otras tu con ellas,… a veces salen del bosque las mariposas y te las encuentras por el pasillo, o camina junto a ti un tigre relleno de las flores que viste en otra sala,… No hay fronteras entre el observador y el arte. Querían liberar al arte de las ataduras del lienzo, eliminar barreras… y lo han conseguido.

Toda la muestra cambia la temática en función de la estación del año; arrozales y girasoles en verano, hojas de colores en otoño…nieve en invierno…flores de cerezo en primavera…

Y todo está tan bien orquestado que no marea, no resulta paranoico. Aquí en casa cuando estimaba el tiempo para la visita pensé en la sobredosis de luciferío, que me agobiara con tanto led, luces, o pantallas… pero nada de eso. Recomiendo visitarlo con tiempo, sin prisas.

Debido a lo muy reciente, y muy novedoso, y a que está de moda… también recomendaría comprar las entradas anticipadas en la propia página del museo. Se ponen a la venta tres meses antes de la visita, cuesta 3200 yenes por adulto, unos 24 euros, niños 1000 yenes. Puedes llevarla en el móvil o imprimir el mail que te envían. Cierra el segundo y cuarto martes del mes. Aquí os dejo la web oficial donde podéis actualizar precios, consultar horarios, comprar los tickets, ver fotos molonas, incluso descargar aplicaciones para el móvil que os pueden permitir interactuar de otra manera con las tripas del museo.

En la web  recomiendan llevar a la visita calzado cómodo, sin tacón. Si llevas calzado inadecuado tendrás que descalzarte en determinadas salas y alquilar allí zapatos. No recomiendan el uso de faldas pues en algunas salas los suelos son de espejos. Si quieres que tu ropa sea el lienzo perfecto, viste ese día colores claros.

Podrás hacer todas las fotos y vídeos que quieras, incluso te animan a compartirlo en tus Redes Sociales, pero atención que los trípodes, palos, monopies, y similares están prohibidos… 

Hay taquillas para dejar mochilas, aseos… Por decir algo negativo, lo único que no me gustó del museo, fueron un par de colas que nos encontramos dentro para visitar dos salas muy solicitadas. Quizás depende de los días, o de los horarios, …pero esas esperas a mis pies se le hicieron pesadas. Por lo demás, recomiendo esta visita a todo el mundo, y diría que debería ser un imprescindible si se viaja con niños ☺ lo pasarán genial.

Es una forma nueva de experimentar el arte, tan envolvente y diferente, que es toda una experiencia sensorial. Tan distinto a todo lo que hayas conocido, o imaginado…que no deja indiferente.

Nos encantó la alucinante y alucinógena visita, flipamos ☺ A ratos me sentí un poco como Alicia en el país de las maravillas, … había té, espejos, conejos… todo me decía tócame, pruébame,… y yo toqué, probé, jugué, experimenté,… aluciné en colores … disfruté mucho… hice tres millones de fotos mojónidas y dibujé 😉

Para mi, un IMPRESCINDIBLE . Creo que es un museo que de alguna forma amplía el concepto de belleza, …es un lugar donde los algoritmos se convierten en arte y llenan el espacio de luz, colores y magia.

Desde julio 2018 al otoño de 2020 también puede visitarse una exposición del mismo equipo. Se llama TeamLab Planets Tokyo, se encuentra cerca en el barrio de Toyosu, a unos 10 minutos en la línea Yurikamome.

Es más pequeño y con una ruta establecida, algo más económico, menos visitado, cierra más tarde… Dicen que es similar pero más sensorial, inmersivo, se visita descalzo…es un complemento perfecto si te has quedado con ganas de más o como plan B si solo quieres visitar uno de los dos. Aquí puedes reservar las entradas, consultar precios, horarios, fechas por si alargan la exposición… web oficial TeamLab Panets Tokyo

Desde el verano de 2020 también puede visitarse una interesante exposición interactiva con sonidos y color en el Musashino Woods Park. El Parque se ha convertido en un auténtico museo al aire libre para el equipo de Teamlab, allí tropezarás con los encantos del bosque y con unas curiosas figuras ovoides que cambian de color ante la presencia humana, el contacto con el viento,… cafetería,…

Durante el día el espectáculo es acústico, al caer la tarde se hace la luz y la magia. Se encuentra al oeste de Tokio, aquí podéis consultar horarios y precios.