Hiroshima: átomos para la paz

Aquella mañana de noviembre dejamos atrás la bonita isla de Miyajima, la isla donde habitan los dioses, y nos acercamos a visitar la cercana Hiroshima, la ciudad que vivió un infierno.

Si mencionamos Hiroshima es muy fácil que aparezcan en nuestra memoria oscuras palabras como Segunda Guerra Mundial, bomba atómica, uranio, muerte, destrucción, … La Historia tiene huellas imborrables, y sin duda esta es una de ellas.

Maridín tenía interés en visitar aunque fuera de paso la zona cero de la ciudad. Yo por mi parte tengo un nivel de empatía enorme, tan enorme que no soy amiga de visitar lugares que me rompen el alma. Negociamos, a veces las negociaciones viajeras maritales son duras,… y al final decidimos que haríamos una visita fugaz.

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Hoy la moderna Hiroshima, tiene un millón de habitantes, las tripas de un edificio testigo del horror, un enorme parque conmemorativo…y algunos atractivos turísticos como un castillo, ríos navegables, varios museos, …

Con el JRPass se puede usar gratis el turístico bus Maple-Oop, sale de la estación JR Hiroshima y permite bajar y subir en los principales lugares de interés. Cuando llegamos no estaba, y por no esperar decidimos usar el económico tranvía para acercarnos a la zona cero.

En apenas diez minutos llegamos al corazón de la ciudad, justo aquí, en el antiguo centro financiero y comercial, cayó la primera bomba atómica de la Historia.

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Las autoridades decidieron no edificar la zona y construir un enorme parque conmemorativo. Crearon el emotivo Peace Memorial Park donde hay varios símbolos y monumentos relacionados con la paz y la barbarie, rincones con césped, senderos, arboledas,… Una visita obligada si se quiere conocer la historia de la ciudad.

A medida que nos acercamos al Parque sentimos un escalofrío que literalmente nos pone los vellos de punta y nos encoje el corazón. Siento como mis ojos se llenan de lágrimas … y al escuchar la tristísima melodía de las flautas de unas ancianas, lloro.

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Allí delante de unas ruinas convertidas en todo un símbolo, es imposible no pensar en cómo se esfumó la vida de miles de personas en un instante de aquella soleada mañana del 6 de agosto de 1945.

El ejército norteamericano convirtió a Hiroshima y a Nagasaki en los escenarios del primer bombardeo atómico de la historia. Quiso el destino y las condiciones meteorológicas que la ciudad de Kokura se salvara, no una si no dos veces, de los bombardeos. Kokura era el objetivo respaldo del primer ataque, si el cielo de Hiroshima hubiera estado nublado la bomba se hubiera lanzado sobre ella.
Japón no se rindió, y Kokura se convirtió en el objetivo del segundo bombardeo. Pero de nuevo el destino, con forma de humo y nubes, evitó que la ciudad fuera atacada.

Hiroshima no entraba en esta diabólica quiniela. La idea inicial era bombardear Kioto pero, al parecer, algún mandatario americano visitó la ciudad en su Luna de Miel, y le gustó tanto que decidieron cambiar el objetivo. Tras descartar Kioto, se eligió Hiroshima porque no había sufrido estragos en la guerra y se podrían evaluar mejor los efectos de su nueva, cara y poderosa arma nuclear.

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Hoy como una histórica cicatriz, como un fantasma, las ruinas del Domo de la bomba atómica, también conocido como Monumento a la Paz o como cúpula Genbaku, preside el lugar. Piedras desnudas como huesos, hierros retorcidos a modo de costillas…nada de piel… un esqueleto desmenuzado es todo lo que quedó del flamante edificio de innovación y desarrollo industrial.

El amasijo está catalogado como Patrimonio de la Humanidad, y en palabras de la propia UNESCO: “Este sitio no sólo es un símbolo descarnado y recio de la fuerza más destructiva creada por el hombre en toda su historia, sino también una encarnación de los anhelos de paz mundial y de una supresión definitiva de todas las armas nucleares”.

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A su alrededor, un puñadito de carteles con viejunas fotografías ofrecen algo de información; cómo era el edificio cuando se construyó en 1915, como quedó el lugar… Mientras leo, escucho voces que se acercan, distingo nuestro idioma, es la primera vez en nueve días de viaje que escuchamos hablar en español.

Eran cuatro personas acompañadas de una joven guía local. Al pasar junto a nosotros saludamos con un adiós y una sonrisa, que sirvió para iniciar una charla y para quedarnos a atender las explicaciones de Minako, una de las muchas guías voluntarias que pululan por la zona.

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Minako, armada con una carpeta de anillas y folios en fundas de plástico, nos contaba la historia y los datos de los distintos bombardeos.

Ella nos recordó que “Little Boy” era el apodo de la bomba de uranio lanzada por el “Enola Gay” sobre Hiroshima. Era “made in Nuevo México”, medía 3m de longitud, tenía 70cm de diámetro y pesaba cuatro toneladas.
“Fat Man”, era el alias para la bomba lanzada sobre la ciudad de Nagasaki. Era más grande, de plutonio y aún más potente, pero gracias a la orografía del valle el daño fue menor del esperado. En este segundo ataque fallecieron unas 35 mil personas, supuso la rendición de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial.

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Little Boy explotó a 150m del domo y a 600m sobre nuestras cabezas, el radio de destrucción fue de tres kilómetros y medio, se alcanzaron cuatro mil grados centígrados … cayó sobre el hospital y arrasó con todo. Setenta mil personas murieron fulminadas en el acto, setenta mil más en los días, semanas y meses posteriores…los heridos eran cientos de miles…

Al parecer, fallaron el lanzamiento, el objetivo era el cercano puente Aioi por ser un blanco visible desde el aire y una importante vía de comunicación.

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La guía nos contó que un mes más tarde la zona se vio azotada por un importante tifón que destruyó las pocas y maltrechas infraestructuras que aún quedaban en pie… Nos habló de lluvia ácida, de generaciones de enfermos de leucemia, cáncer, malformaciones … del horror del horror.

La Historia es complicada…y siempre conviene conocer las diferentes versiones. Minako no mencionó en ningún momento que muchas de las víctimas eran coreanos traídos en contra de su voluntad a Japón para hacer trabajos forzados … Tampoco nos recordó que Japón fue aliada de la Alemania nazi, ni que arrasó buena parte de la Manchuria china, de Filipinas, Birmania, Indonesia, Malasia…ni habló de los tétricos campos de concentración que tuvieron en Tailandia… Sí, la historia es complicada… a veces las víctimas, son también verdugos, a veces los ángeles también pueden ser demonios.

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Fuente: Genbaku Dome. HIROSHIMA PEACE MEMORIAL MUSEUM.

La guerra ya estaba ganada, no hacía falta aquella “lluvia de destrucción”, pero dicen los que saben que los norteamericanos querían venganza tras los bombardeos de Pearl Harbour, probar los efectos devastadores de sus nuevas y caras bombas… y demostrar al mundo, Rusia muy incluida, su mucho poderío armamentístico.

Al poco tiempo de finalizar la guerra, Estados Unidos inició el negocio de la energía nuclear. Por todas partes comenzó a usar el slogan de “átomos para la paz” para promocionar lo mucho que, esta energía “limpia”, podía ayudarnos en nuestros hogares. Una intensa campaña de marketing hizo que muchos países se sumaran a la nueva energía de moda,… Japón incluido. Hoy 19 flamantes centrales nucleares salpican la isla de los tsunamis y terremotos.

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Nos despedimos de la simpática guía con una foto que ella quería de recuerdo, y nos quedamos un ratito charlando con la curiosa familia.

Eran de Murcia, unos padres casi octogenarios y dos hermanos cincuentañeros y misioneros. Uno de ellos vive y predica en Japón desde hace 20 años, la familia había venido a visitarlo y estaban haciendo algo de turismo.

El misionero residente nos contó sus impresiones del país, se centró en la cara B. Nos habló del muchísimo desarraigo familiar en una sociedad muy envejecida, de abuelos abandonados, de las dificultades para relacionarse entre ellos por la falta de tiempo y de habilidades sociales, …de la mucha ludopatía y alcoholismo … de lo mal que llevan no ser hoy la primera superpotencia asiática… y por supuesto hablamos de religión.

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Los japoneses nacen sintoístas, mueren budistas porque siempre es reconfortante creer en la reencarnación cuando se va acercando la muerte,…y ahora, en medio, está de moda casarse a lo cristiano. Las bodas tipo bodorrios comienzan a triunfar en Japón. Hay un afán loco por vestir de blanco y posar en escenarios, a ser posible, algo europeos y horterichis, con lujosas lámparas de cristal tipo araña, enormes mesas tamaño castillo, alfombras…

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Intuíamos esa moda porque ya a esas alturas del viaje habíamos coincidido con algunas blancas y radiantes novias posando, y vimos carteles publicitarios en muchos vagones anunciando bodas europeizadas a la carta. El misionero nos lo confirmaba, y refunfuñaba ante las fraudulentas y malas praxis que se habían generado con esta nueva, cara y frívola moda.

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Tras la agradable charla continuamos nuestra marcha rumbo al castillo de la ciudad.

El Parque está abrazado por los ríos Otagawa y Motoyasugawa, cruzando por alguno de los puentes se accede al corazón del parque conmemorativo. Allí puedes encontrar el “Monumento a los niños”, donde traen a todos los estudiantes del país para dejar grullas de papel; el museo que alberga desde fotografías, a objetos personales…tan personales como juguetes, cabellos y uñas; la llama de la paz que permanecerá encendida hasta que desaparezcan las armas nucleares del mundo, cinco enormes puertas con la palabra paz en diferentes idiomas…un reloj congelado a la hora de la explosión…y varios cenotafios dedicados a las víctimas.

El parque se puede pasear y también se puede ver desde el río, es posible hacer pequeños cruceros fluviales que ofrecen diferentes perspectivas. Si visitas la zona en primavera podrás disfrutar de los cerezos en flor, en otoño molan los colores de las hojas, y si se visita en verano, cada 6 de agosto, se llevan a cabo ceremonias y eventos para no olvidar a los cientos de miles de víctimas.

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Nosotros no nos acercamos a esta zona. En nuestra ruta fugaz solo tropezamos con la campana de la paz con su curioso grabado de un mapa sin fronteras, un árbol ginkgo superviviente a la hecatombe radioactiva, distintas perspectivas del esqueleto del Domo…y en apenas quince minutos caminando llegamos al castillo. Nuestro primer castillo del viaje.

Fue levantado en 1589, destruido por la bomba en 1945, y reconstruido de manera idéntica 13 años más tarde en 1958. Hoy día está declarado Tesoro Nacional.

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No está ubicado en ninguna colina, se encuentra en una llanura. Más que defensivo, era un centro de poder, y a su alrededor poco a poco acabó naciendo la ciudad-castillo de Hiroshima.

Se le llama también el castillo de la carpa, pero el porqué no me ha quedado claro ya que existen distintas versiones. Unos dicen porque el nombre del terreno donde se asienta contiene la palabra carpa, otros porque el uso de la pintura le hacía parecer una negra carpa, o porque las oscuras piedras de los muros parecen escamas…

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La entrada cuesta unos 370Y. Horario de 9:00 a 18h (17h de diciembre a febrero)

Construido en madera de pino, tiene cinco pisos de altura y está rodeado por un pequeño foso. Las vistas desde la última planta dicen que son molonas.

En su interior hay un museo dedicado a la ciudad y al castillo, armaduras, planos de la reconstrucción… y un bunker desde donde se efectuó la primera transmisión de radio después del bombardeo atómico.

Llegar es fácil, se encuentra a diez minutos a pie de la parada de tranvía Kamiyacho-nishi o Kamiyacho-higashi (180Y desde la estación de Hiroshima en las líneas 1, 2 o 6). A unos 15 minutos a pie desde el Parque de la Paz.

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Nosotros solo echamos un vistazo al gratuito exterior. No vimos nada más, no visitamos el cercano jardín Shukkeien, ni el distrito comercial y financiero llamado Kamiyacho, ni la calle Hondori plagada de tiendas y restaurantes… No callejeamos, fue solo un pequeño contacto con la zona cero de la histórica ciudad, y con el alma sacudida y una última mirada al castillo nos despedimos. Caminamos hasta la estación y regresamos a Kioto donde pasaríamos la tarde.

Si te sobra tiempo puedes pasear por Hijiyama park, o visitar el Museo de Arte Contemporáneo, o si te gustan los coches puedes acercarte al museo Mazda… Y si te entra hambre prueba un okonomiyaki, es una especialidad local y encontrarás muchos bares especializados en la zona de Okonomimura.

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Aún hoy cuando escribo estas letras, recuerdo como junto al Domo el tiempo se detuvo y un espeso silencio nos rodeó. Sin duda, hay lugares que duelen, que imponen, remueven,…lugares que espachurran el alma y nos recuerdan lo miserable que el ser humano puede llegar a ser.

Hace poco, leí una curiosa noticia que revelaba que la explosión convirtió a la ciudad de Hiroshima literalmente en arena de playa. Los geólogos acaban de descubrir que en la composición de las playas cercanas, como la del famoso torii rojo de la vecina Miyajima, hay millones de partículas vítreas procedentes de la detonación, toneladas de diminutos cristales, cemento… La ciudad se pulverizó, se convirtió en polvo, cenizas, cristal … y hoy forma parte de la arena de las playas que se encuentran a la orilla del mar de Seto.

73 años después, es curioso pensar como la limpia energía del agua, como las mareas, las olas y las corrientes… arrastran esos pedacitos de Hiroshima por el mundo… haciendo que los fragmentos de esta triste historia, estos paradójicos átomos para la paz, lleguen lejos, muy lejos…

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8 respuestas a “Hiroshima: átomos para la paz

  1. La de hoy ha sido una magnífica visita retrospectiva a la historia, a la cara más terrible de la humanidad, a la crueldad de las guerras y de las venganzas. De haber estado en Japón, no me habría perdido por nada la visita a Hiroshima, aun habiendo visto las imágenes de esa famosa cúpula que permanece en pie, aunque semiderruída, para recordar a los hombres el horror de lo sucedido allí.
    Tanto las imágenes como tus explicaciones han sido un muy buen compendio de lo que ocurrió hará más de setenta y cuatro años. Y de paso, reflexionar sobre la hipocresía (o la opinión sesgada) que suele subyacer bajo la explicación «oficial» del porqué de lo sucedido, tanto por parte de los vencedores como de los derrotados.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias Josep por tus amables palabras, me alegra que te haya gustado el triste paseo por la cara B de la humanidad.
      Sí, efectivamente, no es lo mismo ver el Domo a través de electrones y plasma… que tenerlo en frente, y sentir in situ como los electrones te erizan la piel, y el plasma se te congela…El lugar impone.
      Mil gracias por pasear conmigo por la Historia, un abrazo enorme.

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  2. Uf… Este final me ha conmovido de veras.

    Como no menos me ha conmovido todo el post. Me ha recordado dos viajes, el de Nueva York, cuando visitamos el edificio de la Naciones Unidas y donde se conservan unos cuantos amasijos de cosas que se fundieron en el bombardeo de Hiroshima, o eso dicen, y también me ha traído a la memoria el viaje a Berlín. Yo me empeñaba en ir a ver al menos un campo de concentración pero nadie secundó la idea y me quedé con las ganas. En su lugar tuve que «conformarme» con visitar la única pared que queda en pie de los sótanos del cuartel general de las SS o recorrer la zona desierta y arrasada que se hallaba en aquel entonces enfrente del kilómetro de muro que aún se mantenía en pie.

    La verdad es que leyéndote y teniendo en cuenta mi sensibilidad ante estas cosas, ahora casi me alegro de no haber ido. Seguro que lo hubiera pasado fatal porque en los lugares de las grandes tragedias suele quedar el eco del sufrimiento allí padecido y a poco sensible que seas puedes notarlo.

    Esa cúpula descarnada me recordó la del Reichstag Berlinés, tan bien diseñada por Foster, que creó una gran obra de arte moderna que recuerda el esqueleto en el que quedó convertida tras los bombardeos.

    También he pensado en la cara B. En que fue un horror pero, por lo menos, frenó un montón de otros horrores que hubieran ocurrido si esto no hubiera significado el final de la guerra. Menos mal que terminasteis el día en Kyoto. Un lugar sin duda precioso y amable. Lo idóneo para equilibrar un día bien cargado, emocionalmente hablando.

    Genial, querida Cristina. Un abrazote conmovido, maifrén. 😉

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    1. Me alegra leer que te ha conmovido el final… porque está escrito desde el corazón, alma y tripas 😦 a mi también me sacude.

      Entiendo tu curiosidad en Berlín. El lado oscuro de la historia es una realidad y hay muchas huellas, cúpulas descarnadas, campos de concentración… para recordarnos las muchas barbaries que los humanos podemos hacer.
      Cada persona es un mundo, y todo lado oscuro puede generar desde fascinación a rechazo pasando por la curiosidad, el interés,… el término medio. También hay lados oscuros, muy oscuros, …grises… Precisamente ahora se ha puesto de moda, y se habla mucho del llamado «turismo dark» 😮 parece que hacerse fotos/selfies en Chernobyl, después de la emisión de la televisiva serie, se ha puesto de moda entre los milennials … Este es un ejemplo de turismo dark… y de que hay gente para todo.

      Ya sabes que la Historia en mayúsculas es complicada maifrén. Sospecho que tiene caras A y B, pero también C, D, E,…es subjetiva y muchas veces depende de los narradores del cuento.

      Mil gracias de corazón por estar cerquita linda MJ, tu compañía es un regalo y un placer 🙂 Un abrazo con mucho cariño. Buen finde maifrén! 😉

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  3. Tarde, pero llego para leer sobre el horror del horror y esa ciudad pulverizada repartida por el mundo. Y sonrío al leer sobre los horterichis 😀
    Me ha gustado mucho esta amena lección de historia. Gracias como siempre.
    Un abrazo atómico para ti. Feliz semana.

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    1. Espero que todo bien amiga, te hemos echado de menos 🙂 ya te iba a preguntar por la línea 2 si andabas de escapada viajera 😉 o liada con el fin de curso,…
      jajaja la globalización tiene estas cosas 😀 el horterismo se contagia, se expande, se propaga … y hoy en Plutón las bodas horterichis son una lucrativa moda.
      Me alegra que no se te haya hecho pesado el paseo por la Historia y sus horrores. MIL GRACIAS a ti linda Salo por acompañarme. Un abrazo enorme cargado de energía.

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    1. Pues sí compañera, un lugar muy conmovedor. El museo debe ser tremendo rozando a ratos lo espeluznante 😦 me duele solo imaginármelo.
      Muchas gracias por volver a Hiroshima conmigo. Un abrazote grande y buen finde para ti también !!

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