Diamantes, arena y tinteros: Kolmanskop una ciudad fantasma en Namibia

Cuando se planifica un viaje y se lee sobre los atractivos del lugar, tendemos a querer abarcarlos todos, pero la realidad es que normalmente el poco tiempo disponible no nos permite llegar a todos los rincones que nos gustaría o queremos. Y esto fue lo que nos pasó en Namibia, donde las distancias son enooormes,… y el tiempo finito. Aunque no queramos, muchas veces toca hacer concesiones viajeras, y allí hubo interesantes rincones que se quedaron en el tintero.

Uno de estos destinos que se quedaron en la recámara viajera, fue el fantasmagórico y curioso poblado de Kolmanskop. Me quedé con muchas ganas de visitar el esqueleto de aquella vieja ciudad minera abandonada que, desde hace décadas, el desierto literalmente devora.

Kolmanskop Namibia

La pequeña y curiosa población de Kolmanskop se encuentra cerca de la costera ciudad de Lüderitz, y nació en 1908 cuando un tal Zacharias encontró un diamante mientras trabajaba en la construcción de las vías del tren.

Namibia era por aquel entonces una colonia alemana, y debido a este hallazgo casual y brillante, muy pronto se construyó en pleno desierto una eficiente ciudad de alma germana.

En apenas un par de años, levantaron un centenar de viviendas, algunas mansiones, una escuela, un hospital, una central eléctrica,… una fábrica de hielo, teatro, bolera,gimnasio, casino, salón de baile… Y todo realizado en un estilo muy centroeuropeo para hacer que la población se sintiera como en casa.

Namibia Te cuento de viajes

Unos 300 alemanes, 40 niños y 800 trabajadores llenaban de vida las arenosas calles de Kolmanskop. Fue aquí el primer lugar de África donde hubo un tranvía y el primer lugar de todo el Hemisferio Sur en tener una máquina de rayos X… Obviamente la estación de rayos no tenía un fin sanitario, con ella vigilaban el robo de diamantes por parte de los trabajadores.

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Durante la Primera Guerra Mundial se extrajo una tonelada de diamantes, pero poco tiempo después el yacimiento se fue agotando y la población emigró a las nuevas minas de la vecina Sudáfrica, mil habitantes abandonaron Kolmanskop.

Desde aquel día de 1954, sin prisas, y con paciencia, el desierto reclamó todo lo que era suyo y comenzó a devorar a la huérfana ciudad. Las dunas alcanzaron las calles y entraron sin llamar en las viviendas…las tormentas de arena rompieron los cristales… y poco a poco el Namib recuperó su lugar.

Hoy día muchas casas están completamente engullidas por la arena, otras lo están parcialmente, … algunos interiores se han dejado congelados en el tiempo, otros han sido restaurados, … en casi todas sobrevive el espíritu eduardino. Sin duda debe ser un lugar muy fotogénico, metafórico y evocador.

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Continua siendo una zona diamantera y en algunos tramos los carteles recuerdan que está prohibido incluso bajarse del coche, que las multas ascienden a nueve mil dólares y que podrían abrir fuego. Pero respetando la ley, la zona es completamente segura y visitable, desde la década de los ochenta existen proyectos de rehabilitación-recuperación con el fin de atraer más turismo a Kolmanskop.

El país centroeuropeo dejó una curiosa huella; africanos descendientes de alemanes, unos cuarenta y cinco mil germanoparlantes, un periódico teutón… arquitectura similar a la de Baviera con inútiles tejados a dos aguas en pleno desierto…

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Solitaire

Nosotros conocimos esta huella alemana en las calles de la ciudad de Swakopmund y en el apfelstreusel que probamos en Solitaire,… pero me hubiera gustado visitar, aquella literal colina del Señor Kolman; Kolmanskop.

Quizás por el mucho afán constructor, destructor y transformador del ser humano, me atraen y me gustan estos lugares reclamados y reconquistados por la naturaleza, son escenarios algo apocalípticos pero a la vez son esperanzadores… Me recuerdan que, pese a nuestro enorme ego, tan solo somos una especie más de este gran ecosistema llamado mundo, y que la vida sin nosotros… continuará.

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Normalmente las fotografías son nuestras, pero hoy todas las de Kolmanskop son de un amigo, viajero empedernido, …y como veis buen fotógrafo 😉 ¡¡Gracias Dani C.!!

TIPS viajeros:

Para visitar el lugar solo se debe pagar un permiso de unos 5€ en la entrada del poblado, y para recorrerlo existen tres opciones:

a) contratar una visita guiada que se realiza todos los días de 9:30 a 11:00h (domingos y festivos de 9:00 a 10h).
b) llegar con tu coche de alquiler y visitarlo por libre, sin guía, hasta las 14h (se recomienda llegar antes que los grupos guiados para escapar de la multitud que le quitaría encanto al deshabitado lugar)
c) comprar un pase de acceso fotográfico que por unos 15 euros te permite estar desde las 14h al anochecer dentro del poblado.

A unos treinta kilómetros, existe otra pequeña localidad minera fantasma llamada Elisabeth Bay. Su mina fue cerrada y re abierta en la década de los noventa. Al parecer los mineros viven en la vecina Lüderitz, y desde allí es posible visitar el actual campo minero en funcionamiento.

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6 respuestas a “Diamantes, arena y tinteros: Kolmanskop una ciudad fantasma en Namibia

  1. Las ciudades fantasma también tienen su atractivo turlistico. Y su peaje, jeje.
    Si os quedasteis con ganas de visitar algunos de esos lugares, siempre podéis destinar uno de vuestros próximos viajes para ello. Ciertamente, para espíritus viajeros y hambrientos de aventura y de conocimiento de otras culturas, este planeta es demasiado grande para que de tiempo a explorarlo en su totalidad. Hay que priorizar y dejar para el final lo que no se ha podido abarcar. Pero tenéis que daros prisa porque dentro de treinta años ya no quedará nada por ver. O sí: desiertos que han acabado engullendo selvas y ciudades. Siento ser tan aguafiestas, jeje.
    Un abrazo.

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    1. Pues sí querido Josep, no cabe visitar todo en una vida ¿dónde se pide prórroga? 😀 😉
      Yo tampoco soy muy optimista con el futuro…pero el ser humano es tan curioso como rarito y será capaz de ver belleza y hacer turismo incluso en la desolación absoluta…fíjate que ahora está de moda visitar Chernobil 😮
      Estoy convencida de que la naturaleza algún día nos pondrá en nuestro sitio y nos recordará que somos una especie más en este enorme ecosistema llamado Mundo. Un abrazo enorme cargado de jet lag 😉

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