El viaje de Hortensia Romero

Hortensia Romero sabía que estaba a punto de comenzar el viaje más importante de su vida. Sola, preñada hasta las trancas, sin dinero y sin equipaje, comenzó aquella mañana una larga travesía.

Sonrió al pensar que era incapaz de recordar qué comió ayer, pero recordaba con precisión las coordenadas de su casa. Recitaba los grados de latitud y longitud como quien recita el número del DNI o del pasaporte. A veces creía que sus raíces debían estar impresas en sus genes o tatuadas en algún rincón de su dura piel.

Con una vida muy solitaria, con aventuras, accidentes, y algo de suerte…, a su edad, podía dar las gracias por estar aún viva. Horten sabía que estuvo a punto de morir en varias ocasiones.

Ahora se acercaba el momento de parir, había viajado por todo el mundo y si algo tenía muy claro es que sus hijos nacerían en el mismo lugar donde ella nació. A veces le parecía raro, lo sentía como una especie de misión vital, algo casi obsesivo, al parecer padecía eso que los expertos llaman filopatria.

Pese al amor por su lugar de nacimiento, jamás hasta ahora había regresado a su casa. Sabía que nadie la esperaba allí, sus hermanos y hermanas abandonaron el lugar el mismo día que ella. Nunca conocieron a sus padres.

De vez en cuando miraba el horizonte, tomaba el sol… unas cuantas millas más y por fin llegaría a su isla, Boavista. Una pequeña isla volcánica que suena a morna y huele a sodade. Salpicada de playas, dunas, acantilados,… flotando frente a la costa de Senegal, en el africano archipiélago de Cabo Verde.

Era una noche de luna llena, sabía que había llegado a casa… pero algo no iba bien. Reconocía el perfil pedregoso de su isla, la silueta del pico de Estança, el faro de Porto Ferreira, … Eran las coordenadas exactas, pero no encontraba su casa, su playa. Todo estaba inundado.

Horten desesperada continuó nadando, rodeó la isla en busca de alguna orilla con un pedacito de arena.

Al amanecer sintió las olas golpear su caparazón y el mundo derrumbarse. Todas las playas de la pequeña Boavista habían desaparecido tragadas literalmente por el Atlántico. Sabía que si no había arena, no podría cavar un nido con sus aletas y poner los huevos en aquella isla que la vio nacer.

Hortensia Romero, exhausta y sin elección, se rindió y parió. Dejó caer 87 huevos en el mar sabiendo que todas sus crías morirían sin el calor de la arena. Lloró con lágrimas transparentes, largas y densas. Lloró de pena al pensar en el incierto futuro de los océanos, de la Tierra.

Técnica acuarela y collage
Técnica acuarela y collage

Nota Autora: Hortensia Romero existió y espero que siga existiendo. Es una tortuga boba, Caretta caretta, que marcamos en 2004 con un transmisor en el campamento científico de la playa Ervatao, en la isla de Boavista, Cabo Verde (África Occidental). Le pusimos ese nombre, con mucho cariño, como un pequeño homenaje a Hortensia Romero, una superviviente, protagonista de un libro del autor gaditano Don Fernando Quiñones, titulado «Las mil noches de Hortensia Romero». Las playas inundadas, por ahora … son de mi invención.

Suelta de Tortugas en playa de Almería

Las tortugas marinas vuelven a reproducirse a las playas que las vieron nacer. Algunas playas del mundo ya están desapareciendo debido al cambio climático, otras se recalientan,… El futuro está lleno de incógnitas y de incertidumbres para muchas especies, algunas amenazadas o en peligro de extinción como las tortugas marinas.


25 respuestas a “El viaje de Hortensia Romero

    1. Hola M. Ángeles 🙂 Así es, triste pero real 😦 Hay que ponerse las pilas…y no olvidar darle al botón de On 😉
      Toca actuar, toca «menos lilili y más lalala» que diría mi abuela 😀 Muchas gracias por tu tiempo y letras, un abrazo.

      Me gusta

    1. No es tan fácil compañero 😦 no todas las playas cálidas valen a Hortensia para depositar los huevos. Las tortugas marinas necesitan playas con una determinada pendiente, un determinado grano de arena, que las mareas no lleguen al nido, que no haya raíces… y un rango de temperatura de incubación que determinará la viabilidad del nido y el sexo de las crías. El cambio climático también afectará a la vital temperatura de la arena, por ahora se desconocen los posibles efectos que tendrá en la incubación. Son muchos los requisitos,… hay que desearle suerte a Hortensia.
      Yo confío en la sabia Naturaleza muchísisisisimo 🙂 ella sabe lo que hace 😉
      Muchas gracias por estar blog-cerquita, un abrazo enorme.

      Le gusta a 2 personas

  1. Pero, bueno, qué cuento tan maracvilloso y emocionante! Reconozco que me has engañado hasta que has llegado a citar el caparazón, je,je, pues creía que se trataba de una mujer. Aun así, este cuento tiene una gran enseñanza, la de las vidas animales y humanas que se pierden cada año por culpa de este maldito cambio climático que los más poderosos no están dispuestos a parar.
    Me ha encantado leer las peripecias de otra viajera del mundo, que se mueve por él sin necesidad de pagar ningún otro peaje que el de la propia existencia.
    Un abrazo.

    Le gusta a 1 persona

    1. ¡Ay! compañero de teclas 🙂 cuanta ilusión me hace que te haya gustado el viaje de Horten 🙂 Tenía mis dudas, no sabía yo si sería capaz de mantener el secreto-engaño 😉 así que me alegra mucho que no sospecharas nada hasta tropezar con el estratégico caparazón 🙂 jeje
      Las tortugas marinas han convivido con los dinosaurios, ya han vivido y sobrevivido a cambios climáticos,… confío en ellas, en la naturaleza… pero me pregunto si serán capaces de adaptarse rápido/ a tiempo a este último cambio climático acelerado por el hombre. Porque así es compañero 😦 está complicado parar, ya vamos tarde… y el elevado peaje son Vidas.
      Mil gracias por viajar con Horten y conmigo 🙂 Un abrazo grande.

      Me gusta

    1. Los científicos llevamos años, décadas, avisando sobre los posibles impactos del cambio climático 😦 …pero definitivamente no se escucha lo que no se quiere escuchar, no se ve lo que no se quiere ver… y así nos va.
      Un abrazo grande desde el alma, linda Note. Muchas gracias por tu tiempo y calorcito rico 🙂

      Me gusta

  2. Qué bonita historia… al principio pensé que se trataba de una mujer que venía en una patera pero al avanzar el relato no me cuadraba porque el viaje iba en sentido contrario.
    Me ha gustado mucho el punto de vista de la tortuga. Genial, compañera. Y una pena que esto esté pasando y no hagamos nada…
    Besotes, maifrén 😉

    Le gusta a 1 persona

    1. Me alegra que te haya gustado maifrén 🙂 no sabía cómo me había quedado este experimento literario 🙂 pero creo que he conseguido el objetivo de hacer creer que se trataba de una mujer 😀 Aquí donde lo ves, ha sido un pequeño reto personal este post 😉 que de regalo me ha traído muchos recuerdos.
      Sí, una pena que esté pasando, que no hagamos nada… y encima ya vayamos algo tarde. Parece que el ser humano aún no ha comprendido que las escalas planetarias y humanas no tienen nada que ver… la Tierra emplea sus tiempos, lentos, sin prisas… necesita cientos de años, miles… para recuperarse de todos los daños…para poco a poco recuperar el equilibrio.
      Un beso enorme linda MJ 🙂 un placer charlar contigo 🙂 Un abrazote.

      Le gusta a 1 persona

    1. Me alegra que te haya gustado 🙂 y me hace mucha ilusión leerte por aquí. Sí, es un cuento agridulce como la realidad, y un tema o asunto peliagudo. Lo bueno, efectivamente, es que la VIDA, la NATURALEZA, es sorprendente y con nosotros o sin nosotros recuperará el equilibrio. Un abrazo enorme! Felices Fiestas.

      Me gusta

  3. Acabo de leerlo. Preciosa historia para reflexionar. Seguro que durante el largo y solitario viaje de regreso a su isla Hortensia sobrevivió a la ingesta de plásticos y se desenredó de más de un aparejo de pesca a la deriva. Pero sin playa donde dar a luz su historia de supervivencia resultó inútil.

    Le gusta a 1 persona

    1. Muchísimas gracias Marco por pasar por aquí y navegar conmigo 🙂 me alegra que te haya gustado.
      No te imaginas los insospechados plásticos que encontramos en los estómagos de las tortugas marinas 😦 desde globos, a envoltorios de caramelos, etiquetas… el famoso palito de los bastoncillos de oídos… tapones de botellas… todo acaba en el mar.
      Y sí,… además de plásticos hay otros peligros…esos artes a la deriva denominados fantasmas, la interacción con la navegación, con artes de pesca como el palangre de superficie… la contaminación lumínica…derrames de hidrocarburos, el turismo mal gestionado… y el cambio climático. A veces creo que el ser humano está en involución.
      Un abrazo grande, mucha Salud y millas aéreas, náuticas y/o terrestres 😉 para este nuevo año que despega.

      Me gusta

    1. Muchas gracias Alicia 🙂 me alegra que te haya gustado y que invite a la reflexión 🙂 Los efectos directos e indirectos del cambio climático son tantos… que muchos de ellos aún los desconocemos, otro se nos escapan…
      Un saludito y un buen comienzo del año que arranca!

      Me gusta

    1. 😀 Me hacía muuuuucha ilusión que algún día pasaras por aquí 😀 ¿Sabes? estuve a punto de mencionarte en este relato para darte las gracias por haber sido tu quien me regaló esa joyita literaria tan ‘made in Cádiz’ 🙂 ese libro es uno de mis tesoros,… ‘La canción del pirata’, que me lo regaló mi hermano, también 🙂
      Tu te imaginas a Don Fernando con lágrimas…. y yo, en cambio, lo imagino sonriendo con este infundio tan gaditano 🙂 Si estuviera entre nosotros le hubiera escrito para contarle que su Hortensia Romero… navega por el mundo 🙂 Creo que le hubiera hecho ilusión.
      Muchas gracias por pasar por aquí y mil GRACIAS por haberme regalado el libro de Don Fernando, por presentarme a ‘La Horten’… allá por el Pleistoceno 😉 Un abrazo enorme.

      Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.