Te Cuento de Viajes

El fin de año de 2019 hicimos un patrimonial roadtrip desde el Sur de España a Oporto, visitando Trujillo, Cáceres, La Alberca, Miranda del Castañar,… y la bonita localidad de Ciudad Rodrigo, a tan solo unos 85km de Salamanca y a unos 25km de la frontera con Portugal.

Considerada Ciudad Antigua, Noble y Leal está declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico, pertenece a la Asociación de Pueblos Bonitos de España, y sin duda sus estrechas calles empedradas, su muralla medieval , su catedral y sus casas solariegas hacen que merezca una parada o un desvío.

Bien comunicada, enclavada en un suave promontorio, la encontramos vigilando la vega del río Águeda.

Llegamos una bonita y fría tarde de diciembre y pudimos disfrutar de la ciudad con diferente iluminación, al atardecer, en la hora azul, de noche, con algunos leds que nos recordaban que estábamos en Navidad… y bajo una niebla, que en su dosis justa, le sentaba genial al callejeo. Nos dicen que aquí no suele nevar, solo una o dos veces al año, pero que las heladas y las nieblas son habituales en invierno.

Si llegas en coche y no te alojas en el centro histórico, es mejor aparcar fuera, hay varias zonas de parking amplias y gratuitas. Nosotros aparcamos junto a la Puerta del Sol, también se podía en la calle Yurramendi y en sus alrededores. 

Aquí pasaríamos una noche, dormiríamos fuera del casco histórico en un Hostal llamado Parque Florida. Estaba recién reformado, bien ubicado, con desayuno buffet incluido, fácil aparcamiento, con buenas opiniones en Booking y correcta relación calidad-precio.

Atravesamos la Puerta del Sol y aparecimos en un corazón de piedra medieval, pequeño y manejable, casi peatonal, perfecto para pasear. Apenas tiene doce mil habitantes, que por cierto no se llaman ‘rodrigos’ ni ‘rodriguenses’, el gentilicio es mirobrigense, rodericense o civitatense. Coloquialmente se les llama ‘farinatos’, que es el nombre de un embutido local que se conoce como ‘el chorizo de los pobres’ por llevar harina en su receta, forma parte de su Patrimonio Etnográfico y dicen que si no has probado el farinato no has estado en Ciudad Rodrigo.

Diría que Ciudad Rodrigo se disfruta a ras del suelo pero también desde las alturas de su bien conservada muralla. Puede recorrerse todo el perímetro amurallado disfrutando de la amplia Castilla. Desde sus 13m de altura se obtienen unas bonitas vistas de las riberas del río Águeda, del Puente Mayor, de las dehesas salmantinas… del atardecer y del amanecer.

Con una situación fronteriza y estratégica, Ciudad Rodrigo ha sido testigo de numerosas batallas, asedios y enfrentamientos. Fortificada hasta las trancas, con una muralla de algo más de dos kilómetros, fosos dentados, 7 puertas, y con un castillo mandado a construir por Enrique II de Trastámara,… fue un bastión casi infranqueable.  

El alcázar albergó durante una década el Museo Regional, luego fue convertido en Parador Nacional de Turismo, fue uno de los primeros paradores del país. Aunque no te alojes en él puedes acceder a su cafetería, jardines, recepción, y pagar poco más de un euro para subir a su cuadrada Torre del Homenaje. Dicen que las vistas molan, aunque deben ser similares a las que se obtienen desde las gratuitas murallas.

Frente al Parador Nacional se encuentra un verraco de granito que nos recuerda la importancia histórica del lugar. Es de origen vetón, un pueblo ‘protocelta’ que habitaba en la región y que la salpicaron de estas figuras zoomorfas no se sabe muy bien con que fin.

Hay un segundo verraco en la Casa de la Cultura. A mi me recordaron a los ‘Toros de Guisando’ y no estaba yo muy despistada, son primos lejanos.  

La ciudad posee una estética defensiva, pero a ras del suelo aparece el mucho ‘noblerío’, el abolengo se transparenta en los blasones que salpican las bonitas fachadas de caseríos y casoplones, como en el Palacio de la Marquesa de Cartago con su balcón esquinado a modo de garita, la Casa de los Vázquez convertida en Oficina de Correos desde 1944.

Muchos de los escudos heráldicos se encontraban concienzudamente doblados, nunca los había visto en esa posición. Cuenta la leyenda urbana que se colocaban así cuando en la familia había hijos bastardos, pero cuenta la heráldica que simplemente se trataba de una moda.

Nosotros visitamos el interior del Palacio de los Águila, también llamado Casa del Príncipe o del Marqués de los Altares. Con un estilo Renacentista es el más grande, posee dos patios interiores, una capilla privada y una interesante colección de grabados de Goya que encontramos cerrada. Hay salas con exposiciones temporales, maquetas de la ciudad, …recuerdo que me llamaron la atención los relieves grotescos y rarunos en los frisos que rodean el patio.

Frente al palacio está el viejo Cuartel de Artillería, no muy lejos la Casa de los Cornejo, la de los Miranda, los Pachecos… es durante los siglos XV-XVI cuando la ciudad está en pleno auge y se construyen la mayoría de palacios, casoplones y monumentos…

El Ayuntamiento se encuentra algo arrinconado en la rectangular Plaza Mayor. También es de estilo Renacentista, en su espadaña vive la que llaman los locales ‘la campana gorda’, posee una balconada muy medieval y dos torrecillas. Si quieres un plano o contratar alguna actividad, aquí se encuentra la Oficina de Turismo.

Como casi toda plaza que se precie la Plaza Mayor es el epicentro de la ciudad, rodeada de fachadas interesantes, bares, restaurantes, heladerías, alguna tienda de recuerdos… En ella se celebran las fiestas locales como La Charrada, en la que se muestra el folklore de la región y que está declarada de Interés Turístico Nacional.

Y es aquí donde montan una plaza de toros provisional para celebrar el famoso Carnaval del Toro, también declarado de Interés Turístico presume de ser uno de los festejos más antiguos del país. Tiene lugar cinco días antes del Miércoles de Ceniza y es la fiesta más importante y concurrida de la localidad. Encontrarás una mezcla de eventos taurinos y disfraces que atrae a muchos visitantes, dicen que hay que reservar alojamiento con bastante antelación, hay mucha demanda, y dicen que hay que abrigarse, en febrero hace frío.

Si eres más de teatro, intenta visitar la ciudad la última semana de agosto para coincidir con el importante Festival de Teatro de Castilla León, debe molar mucho ver las históricas calles usadas como escenarios.

Desde la plaza callejeamos para conocer la imponente catedral de Santa María, catalogada como Monumento Nacional. Fue construida entre los siglos XII- XIV, es Románica tardía con pinceladas góticas y está repleta de arte, Historia y algunas leyendas.

En su día tuvo tres torres, pero una fue desmochada por orden de Isabel La Católica y la segunda se vio dañada por el famoso terremoto de Lisboa. También el interior sufrió daños durante la Guerra de La Independencia cuando los soldados franceses usaron la catedral como polvorín.

Por dentro llama la atención su coro, con unas sillas talladas con motivos sexuales, escenas eróticas, zoofílicas, demonios escatológicos,… En el interior está prohibido hacer fotos, solo están permitidas en el claustro.

El horario es de martes a sábado de 11:30 a 14h y de 16 a 19h (18h en invierno), lunes solo mañanas, domingo de 12h a 14h y gratis de 16h a 18h.

Cuesta 3 euros, hay descuentos y los menores de 12 años entran gratis. Entregan un folleto explicativo y se ve por libre, también se realizan visitas guiadas, y por 2€ más se pueden subir los 138 escalones de su torre. Aquí podéis actualizar precios y horarios.

Por fuera llama la atención las numerosas cicatrices que luce en su fachada provocadas por los proyectiles caídos durante la Guerra de la Independencia. Agujeros, pequeños cráteres, brechas… viejas heridas que recuerdan tiempos duros y crudos, las piedras hablan.

Entre sus gruesos muros también se esconden algunas leyendas,… cuentan que las obras de la catedral no avanzaban, por las noches una fuerza nocturna y malvada que emitía bramidos destruía todo lo que durante el día los obreros construían. Una noche alguien se armó de valor y esperó al supuesto demonio, cuando lo escuchó bramar lo atravesó con su espada… y resultó ser un oso. No se sabe que hay de cierto en esta leyenda, pero lo que sí es cierto es que en el claustro de la catedral tallaron un oso en piedra a modo de recuerdo.

Otra leyenda hace referencia a un obispo resucitado, al parecer era lujurioso y mujeriego, tenía una buena colección de pecados carnales que no quiso confesar en su lecho de muerte… Y cuentan que resucitó por un periodo de 20 días para que pudiera arrepentirse, y a los 20 días volvió a morir.

Justo al lado de la catedral se encuentra la Iglesia de Cerralbo, construida para ser el panteón familiar de ‘los Pachecos’, otra de las históricas familias de la ciudad. En su interior guarda una obra en depósito del Museo del Prado, es el ‘Santiago matamoros’ de Francisco Camilo. Es lo que llaman ‘El Prado disperso’, una serie de obras pertenecientes a la pinacoteca, pero que están depositadas fuera de sus puertas con el objetivo de mostrar y revalorizar la pintura española.

Y no muy lejos encontramos la Plaza del Buen Alcalde, dicen que respira cierto aire andaluz, quizás sea por la arcada pintada en blanco y albero, por la fuente,… Los martes se celebra aquí el mercado semanal con productos locales.

Museos no hay muchos, a parte del catedralicio, hay uno muy curioso dedicado al orinal. La colección es privada y muestra más de 1000 orinales, de diferentes épocas, materiales, países… algunos son auténticas obras de arte. Está ubicado en un edificio que fue parte del Seminario Diocesano, en la Plaza de Herrasti, junto a la catedral de Santa María y la muralla. Aquí podéis ampliar la info.

El atardecer tiñe de dorado la histórica piedra de Ciudad Rodrigo y mola verlo desde las alturas o a ras de la ribera. Se puede bajar dando un paseo hacia el Puente Mayor y disfrutar desde la orilla de las vistas de la ciudad y sus reflejos.

El Águeda es afluente del río Duero, y el Puente es de origen medieval, fue construido en el siglo XII sobre un antiguo puente romano del que quedaba apenas nada.

Un buen sitio para disfrutar de las bonitas puestas de sol desde las alturas es sobre las murallas accediendo por la Puerta de Santiago.

Poco a poco las luces de la ciudad comienzan a encenderse, callejeamos sin prisas bajo las farolas, buscamos un lugar para cenar y acabar el día.

Además del típico farinato, encontrarás ricas carnes locales, especialmente el cerdo ibérico y la ternera morucha, el cordero,…asados, a la brasa, o cuchifrito, … y de postre unos ‘repelaos’, unas perronillas, o unas duquesitas.

Nos gustó mucho el callejeo por la ciudad de Don Rodrigo, el paseo sobre su adarve panorámico, su catedral herida, su acertada iluminación nocturna, sus luces doradas al amanecer y al atardecer, y la misteriosa niebla que hacía que el callejeo fuera a ratos tan tele transportador como delicioso.

La ciudad se puede recorrer en una mañana o en una tarde, o dedicarle un día completo para disfrutar sin prisas de su ritmo, su gente, su gastronomía y sus alrededores.

Cerca de la estratégica Ciudad Rodrigo existen muchos lugares de interés. A poco menos de 50km se encuentra la localidad de La Alberca, a unos 60km está la Peña de Francia, no queda lejos el Parque Natural Arribes del Duero, con sus saltos de agua como el famoso Pozo de los Humos.

Apenas a 15 km al Sur los amantes de la Prehistoria disfrutarán mucho si visitan la Estación Rupestre de Siega Verde. Está declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, posee más de seiscientos grabados del Paleolítico que se encuentran al aire libre en distinto estado de conservación. Para visitar la zona hay que hacerlo con guía y es necesario reservar sobre todo en momentos de mucha afluencia, la entrada ronda los 6.5€. Hay un Centro de Interpretación y se ofrecen visitas nocturnas, teatralizadas, vips,… Aquí podéis consultar horarios, reservar, ampliar la información.

Hubiera molado tener más tiempo para explorar el lado más natural de Castilla y León, me quedé con ganas de visitar algún Parque y conocer su interesante geología, yacimientos, miradores…su oferta rural… Algún día volveremos.