Te Cuento de Viajes

Hoy vengo a hablar de una carretera escénica, aunque más que escénica yo diría que es es-pec-ta-cu-lar. De hecho es considerada como la carretera más bonita del mundo… y no es para menos. Es la Highway 93, conocida como Icefields Parkway.

Esta famosa carretera de “los campos de hielo” atraviesa el corazón de las Rocosas canadienses comunicando los Parques Nacionales de Jasper y Banff… Y son 230 km de ohs, ahs, wows y guaus, un recorrido que te dejará boquiabierto y ojiplático. Una visita imprescindible.

Para circular por ella se necesita el Pase anual de los Parques Nacionales que os comentaba en la etapa de preparativos  o abonar el pase diario. Es una carretera de alta montaña de doble sentido, pero es amplia y cómoda, y permite ir disfrutando y parando para conocer los muchos lugares de interés y admirar el mágico paisaje…

Las altas cumbres nevadas, los muchos glaciares, lagos, ríos y cascadas… hacen que sea una carretera para recorrer con tiempo y sin prisas, pues son muchas las paradas en miradores y senderos por explorar.
Quizás por ello recomendaría que cuando se programe la visita por las Montañas Rocosas se deje un día y medio, o dos, por si la meteorología no acompañara poder darle una segunda oportunidad. Nosotros dejamos la agenda algo flexible y fue todo un acierto.

Nuestro último día en Jasper amaneció muy nublado y en un intento de escapar de las nubes decidimos recorrer los primeros kilómetros de la Icefields Parkway. Llenamos el depósito pues solo hay una gasolinera en un cruce de caminos con precios un 50% más altos, consultamos el estado de las carreteras, nos pusimos en marcha… Y podría decirse que este primer intento fue un poco churro…

La carretera de alta montaña lucía en modo invierno ON. A ratos, veíamos que estábamos rodeados de cumbres imponentes que superaban los tres mil metros…pero poco a poco las gordas nubes no nos dejaban disfrutar de las vistas. Apenas paramos en los miradores panorámicos, pero sí pudimos recorrer pequeños senderos que llevan a algunos de los atractivos de la zona:

A unos 30 km del pueblo de Jasper se encuentra Athabasca Falls. Una parada clásica y obligada. Quizás la ruidosa cascada no es demasiado alta, 23 m, pero su caudal es importante y las vistas del Mt. Kerkeslin muy bonitas. Hay pasarelas, miradores y senderos para poder observarlas con seguridad y desde diferentes perspectivas.

Es una parada de las molonas, pero confieso que pierde encanto cuando llegan los buses rellenos de turistas asiáticos que se desparraman a modo de ruidosa marabunta por la zona.

Recordar que para coincidir con menos personas es importante madrugar o ir a última hora… Pero aún así, es imposible estar en todos los atractivos a la vez, y el resto del tiempo hay que mentalizarse para en determinados puntos coincidir con bastantes visitantes. Quizás era porque 2017 fue el año especial del 150 aniversario del país, pero mucho me temo que será así casi siempre,… allí y en casi cualquier parte del mundo, pues somos muchos viajeros danzando.

Además de las vigorosas cascadas hay un erosionado y curioso cañón que se recorre con facilidad, algún panel interpretativo, rústicos aseos junto al Parking y un área de picnic.
También hay carteles que nos recuerdan que hay que mantenerse en los senderos y miradores, allí las piedras siempre resbalan, y jugarse la vida por una foto es absurdo… Aún así, pese a las advertencias, bancos con placas conmemorativas, tristes ramos de flores… vimos varios turistas haciendo el cabra donde no debían…

Continuamos y un poco más adelante paramos en otras cascadas, Sunwapta Falls. También rondan los 20 metros de altura y su nombre en stoney significa “aguas turbulentas”. Aquí podemos asomarnos a las cascadas superiores protegidos por un puente y pasarelas de seguridad. También podemos caminar unos 4 km ida y vuelta para ver las cascadas inferiores, quizás son similares, pero suelen estar menos concurridas.

Para ver y sentir los ríos Athabasca y Sunwapta desde otra perspectiva es posible contratar un rafting. Por si te interesa dejo aquí el enlace de una de las empresas que los ofrecen para consultar fechas, precios y categorías de los rápidos.

Nosotros retomamos la marcha avanzando un poco más por la escénica carretera… pero las nubes se cerraban aún más y un blanco fantasmagórico lo invadía todo. La temperatura se desplomó a los -4ºC y cuando atravesamos un negro nubarrón comenzó a nevar. Recuerdo que en una curva aparecieron unos bultos sospechosos que luchaban contra el temporal y resultaron ser turistas chinos. Caminaban a duras penas sobre la pasarela de cristal del Glacier Skywalk disfrutando de las no vistas de aquel día. Os dejo aquí el enlace de la acristalada plataforma por si quieres consultar precios, horarios,…

El Centro de Visitantes no estaba lejos, así que decidimos apretar el culillo y continuar. Allí haríamos tiempo confiando que la nevada durara poco.

En el interior del reformado edificio histórico encontramos una exposición, curiosas fotografías, alguna maqueta y sesión de vídeo, tienda, restaurante, aseos, mostradores para contratar actividades … tres millones de turistas asiáticos refugiándose de la nevada …y enormes ventanales con supuestas vistas al glaciar de Athabasca… Pero esto era lo que aquella mañana se veía;… nada, una vista mojónida total.

Aprovechamos que amainaba el temporal y regresamos a Jasper escapando de la nieve. Por suerte el pronóstico meteorológico acertó y conforme avanzábamos incluso salió el sol, y aquella tarde pudimos recorrer el sendero de Valley of Five Lakes.

Cinco lagos, de diferentes dimensiones, formas y colores, enlazados por un sendero circular de 4,5 km que no tiene dificultad. Aquí encontramos las primeras sillas rojas del viaje. Estos llamativos asientos los colocaron por primera vez hace tres años en la costa de Terranova.
Algunas están ubicadas en lugares de muy fácil acceso, otras se encuentran a modo de premio en lugares más inaccesibles o remotos. Al parecer las Redes Sociales han contribuido a que las fotogénicas sillas acaben convirtiéndose en una auténtica estrategia de marketing. En esta web puedes ver donde están repartidas las «Red chairs»  por todo el país.

Y si abres los ojos puedes encontrar castores, aves acuáticas, pica pinos… Y si aparcas la prisa podrás disfrutar de los cambios de color de los bonitos lagos…luces que vienen y van, reflejos que aparecen y desaparecen, verdes y azules que se funden…

Esa última noche en el Parque Nacional de Jasper dormiríamos en la orilla del río Athabasca. Las muy coquetas cabañas “Becker’s chalets” y el entorno nos molaron mucho.

Al día siguiente pusimos rumbo al Parque Nacional de Banff, hoy recorreríamos toda la escénica carretera. Aunque amaneció un poco nublado, la previsión del tiempo era buena y confiábamos que a medida que avanzáramos mejorara. Y así fue… y la Icefield Parkway lucía radiante en todo su esplendor. Fue buena idea dejar la agenda flexible por si acaso…

Y hoy sí, paramos en miradores como el de Athabasca Pass, buscamos cabras blancas en el Goat Glacier Viewpoint, … repetimos alguna visita, nos asomamos Stutfield Glacier Viewpoint…hicimos una parada fugaz junto a las pequeñas y delicadas Tangle Falls…

Y disfrutando mucho del escénico camino llegamos al glaciar Athabasca, uno de los seis brazos del llamado Columbia Icefield. El glaciar que ayer se escondía detrás de la espesa nube…hoy lucía así…

Leí que este literal campo de hielo de la Columbia es el más importante por debajo del círculo polar ártico. Hubo un tiempo en el que el glaciar llegaba hasta lo que hoy es el parking, pero en los últimos 125 años ha retrocedido más de un kilómetro y medio.

El fácil acceso hasta su frente hace que sea el glaciar más visitado de Norteamérica. Sobre él pueden realizarse excursiones guiadas/tours. Bien en un bus bus tipo tanque, snow coach, o bien caminando sobre el hielo usando crampones

A sus pies se encuentra el lago Sunwapta. Y alrededor los picos más elevados de las Rocosas, siendo el Monte Columbia con 3.747m la mayor altura.

Por suerte aún no habían llegado los turísticos autobuses y pudimos disfrutar del lugar con tranquilidad. Y tras admirar la lengua del glaciar continuamos hasta nuestra siguiente parada. Tocaba caminar.

Porque además de miradores por el camino hay muchos senderos para explorar. Algunos son algo exigentes por los importantes desniveles, o por los muchos kilómetros, nosotros elegimos un par de ellos de los más moderados. Aquí podéis consultar los senderos y os dejo aquí la web oficial con más información, mapas,…

Comenzamos por Wilcox Pass trail. La noche anterior había nevado, y por el camino tuvimos algo de nieve decorativa que le sentaba muy bien al sendero 😉 Es una caminata en modo “up, up, up”, o sea… sube, sube, sube… pero son solo 2,4 Km hasta el primer mirador y es asequible.

Como premio a la subidita, encontramos unas sillas rojas con vistas panorámicas. Desde aquí se puede continuar el sendero unos 8km más hacia el paso de montaña, pero nosotros preferimos avanzar un poco más por la escénica carretera y realizar un segundo trail.

Elegimos Park Ridge trail, una subidita en zigzag también del tipo “up, up, up”, de 5.4 km y 250m de desnivel. En la cresta atraviesas un pedacito de tundra donde se pueden ver piedras con curiosos fósiles marinos…y a la derecha se encuentra el bonito regalo con forma de vistas panorámicas al glaciar Saskatchewan y a su colorido lago.

Nos gustó mucho este rinconcito…

Después de la caminata volvimos al coche para continuar por la carretera más bonita del mundo. Las dimensiones de los picos te encogen, los blancos de las cimas y los glaciares en las laderas relucen, …vemos árboles muertos y revoleados por las avalanchas…

Paramos en las llanuras de Saskatchewan river crossing, unas fértiles llanuras de inundación donde se unen tres ríos… Una zona sagrada para los primeros pobladores y un cruce de caminos para los antiguos comerciantes de pieles…

…en las sutiles cascadas Bridal Veil Falls…en glaciares del camino…

…en enormes lagos como Hector Lake que es el más grande del escénico trayecto, o el fotogénico Bow Lake que con sus reflejos molones, es un lago apto para amaneceres, atardeceres y fotos nocturnas.

En sus alrededores comienzan los senderos que te acercan a los glaciares de Bow y Crowfoot.

…Y hay que reservar tiempo para una parada imprescindible; el espectacular Peyto Lake. Sin duda una de las joyas de esta carretera tan panorámica. Nosotros pasamos en un par de ocasiones para verlo con distintas luces.

Es un lago de fácil acceso al que se llega tras un paseo desde el parking inferior, el superior es solo para autobuses y personas con movilidad reducida. Según la hora se puede encontrar el mirador demasiado concurrido… sobre todo si se coincide con la “bus-marabunta” . Y grrrr como la gente es tan chachi se sale de la pasarela para hacerse la chachifoto mientras pisa lo que no debe, y de camino fastidia las fotos al resto grrr no mola…

Pero por suerte había leído que alejándonos del mirador, caminando un poco por un sendero de tierra hacia la izquierda, podríamos disfrutar de este espectáculo en soledad…

O casi en soledad 😉

Sin duda es uno de los lagos más bonitos de todo el viaje, mola su encajonamiento, su color turquesa, las dendritas en su orilla… Al parecer el cacofónico nombre viene de un tal Bill Peyto que fue un conocido guía, guarda y trampero en las montañas de Banff. Es un lugar para recrearse y para realizar senderos.

Se nos quedaron en el tintero lagos como Helen, Herbet, Mistaya … muchos senderos como Bow Summit, Peyto Glacier …pero son tantos los encantos que es imposible llegar a todo. No cabe la vida. En esta carretera apenas hay alojamientos, principalmente son campings para caravanas con zonas de acampada, y los pocos lodges que hay son de precios algo prohibitivos. Nosotros teníamos que llegar a la cercana población de Banff donde teníamos reservado nuestro Bed and Breakfast para los tres siguientes días.

Se llamaba Big Horn B&B y no lo recomendaría. La ubicación era buena, incluía un desayuno muy sencillo, un montón de cosas a punto de romperse …y una malaje anfitriona del lejano oriente que nos quiso matar de hipotermia y que se ganó el cariñoso apodo de “la asesina”.

En esta zona de los Parques Nacionales de Banff y Yoho teníamos previsto estar seis noches en total, pero al final fueron cinco pues cambiamos los planes sobre la marcha. Pero eso es otra historia que para no cansar te contaré en el siguiente capítulo. Éste está dedicado solo a la Icefield Parkway, la que una vez fue llamada la “carretera a través de las nubes”.

Continua… WILD WET WEST CANADA Etapa X: PARQUES NACIONALES DE BANFF y YOHO