Antonio y su hijo Aurelio subieron juntos aquellos 173 escalones que, como cada día, les llevaban a su privilegiada oficina, la atalaya más alta de Cádiz.
A 45 metros, asomado en la terraza, Aurelio observó el cielo, miró de reojo las banderas ondeando sobre su cabeza y tomó sus primeras notas de aquel día de levante. El padre ya miraba por el catalejo de bronce y cantaba al alba los barcos que divisaba en la bahía… tres goletas, seis chalupas, diez jabeques, doce galeras…
El hijo escuchaba sonriente la familiar cantinela y miraba orgulloso a su padre, al radiante teniente de fragata Don Antonio Tavira, el Vigía Mayor de Cádiz, quien le enseñaba todo y cuyo apellido daba nombre a la torre más emblemática de la ciudad.
Desde la Torre Tavira ellos eran los ojos de Cádiz, eran Vigías Oficiales. A diario controlaban los barcos que salían, los que llegaban, qué cargamento traían,…las descargas sospechosas en el puerto…se comunicaban con San Fernando… Y todo ello se registraba y se publicaba en el “Vigía de Cádiz” . Era tal la importancia de la publicación que incluso hubo conflictos con algún periódico que quería noticiar la relevante información. Todo ello ocurría en un Cádiz que el siglo XVIII vivía por, para, dentro, …y sobre el mar…casi una isla donde el comercio con América estaba en todo su esplendor.
La torre pertenece al palacio de los marqueses de Recaño. Una típica casa-palacio gaditana dedicada al comercio con las Indias. Normalmente había un patio central rodeado de almacenes y donde se encontraba también el despacho/ oficina, tenía una primera planta de altos techos donde vivía la familia, una última planta de techos más bajos donde residía el servicio, y una torre, una atalaya, que todo comerciante que se prestara debía poseer. La casa-palacio albergó el Conservatorio de Música de la ciudad, pero hoy se encuentra cerrado y algo abandonado.
Más de doscientas torres formaron el particular skyline gaditano, cientos y cientos de banderas ondeaban y daban una colorida y particular bienvenida a Cádiz. Eran numerosas torres, estaban legisladas y se clasificaban según su forma, así había algunas con forma de garita, otras de terraza, o las llamadas sillón, o las mixtas…
Servían para estar pendientes de la llegada de sus barcos y mercancías. Usaban un sistema de comunicación con banderas que permitía conocer la carga antes de la llegada a puerto y comenzar con las ventas y la logística.
Las torres eran funcionales y un símbolo de ostentación, pero también eran un lugar de ocio, cotidianidad y esparcimiento, lo mismo se volaban cometas, que se lavaba la ropa, que se tendía la colada,…eran usadas como miradores… o para tomar el fresco. Llegó a haber tantas atalayas que se llegó a prohibir construir más.
Hoy quedan 126 torres en distintos estados de conservación, alguna preciosa y oculta, como “la bella escondida” solo visible desde vecinas azoteas. Dicen de ella que la mandó construir un padre para su hija a la que ingresó en un convento de clausura. La hizo barroca, alta y octogonal y su fin era que ella pudiera verla desde su cercano encierro y recordar siempre a su familia.
Otras curiosas como las cuatro torres del comerciante sirio Fragela, quien para poder desobedecer la ley, que solo permitía por entonces una torre por casa,…dividió su casa-palacio en cuatro para poder tener permiso para las cuatro torres que deseaba.
Hoy, tres siglos después, compramos la entrada y visitamos la Torre Tavira. Subimos los modernos escalones prestando atención a las obras que hacen amena la subida.
Primero visitamos un par de salas temáticas. Una de ellas perfecta para entender la importancia de Cádiz en el comercio con las Américas, así como el papel que en la ciudad tenían las torres… Y una segunda sala donde aprender el curioso funcionamiento de una cámara oscura. Las salas sirven de información, de pausa en el ascenso y para comenzar a disfrutar por sus amplios ventanales de las primeras vistas panorámicas.
La guía sube a avisar de la siguiente entrada/visita a la cámara oscura, cada quince-veinte minutos aprox. se puede acceder. Consiste en una pequeña habitación pintada de negro, donde puede observarse sobre una redonda, cóncava y blanca, pantalla horizontal similar a una mesa, una proyección en tiempo real con movimiento de lo que ocurre en el exterior. El juego de lentes y distancia a la pantalla permite enfocar/desenfocar la imagen. Es un mecanismo similar a un periscopio de luz.
Durante la proyección se aprecia que Cádiz es un istmo unido por una carretera a la localidad de San Fernando o Isla de León. La simpática guía durante la proyección explica un poco de geografía, historia, menciona el antiguo archipiélago de las Gadeiras…señala los edificios principales…iglesias…conventos…casas señoriales…
El origen de las cámaras oscuras se remonta al siglo X con Alhazen y, posteriormente, Leonardo Da Vinci quienes usaron el principio de la cámara oscura para explicar el funcionamiento del ojo. Fueron usadas como entretenimiento, como espectáculo de humor, para la pintura hiperrealista, …y también por espías y por mirones pues permite mirar sin ser observados.
De alguna forma, las cámaras oscuras, fueron el precursor de la fotografía, de los daguerrotipos. Con ella, y un mejunje variado a base de derivados de petróleo, betún de Judea…, se consiguió por primera vez fijar, “detener/congelar”, una imagen en movimiento.

Hay varias cámaras oscuras en el mundo, donde más en Reino Unido y en Alemania. Pero también hay un par en Sudáfrica (Pretoria, Ciudad del Cabo), una en Lisboa, algunas en USA por ejemplo en Los Ángeles, San Francisco, Santa Mónica, también hay una en La Habana que fue un regalo de la Diputación de Cádiz …La primera de España fue esta Torre Tavira inaugurada en 1994, pero hay otras en Sevilla, Jerez, Santander, Jaén, Tudela, , Béjar, Écija… Listado cámaras oscuras
La cámara oscura es un juego óptico que tiene su mucho punto, es muy curioso su funcionamiento, nunca había visitado una y sin duda merece una visita…pero yo también quería asomarme a donde los Tavira veían el devenir de los barcos, quería saludar las azoteas y tejados. Se continua el ascenso hasta la terraza y se puede disfrutar de 360º de vistas panorámicas…, torres, cúpulas, campanarios, la catedral…el horizonte…los dos puentes…a lo lejos Rota…el Puerto de Santa María…
Las coladas siguen tendidas, sigue el horizonte azul y plagado de barcos, un catamarán, un megacrucero, un pesquero,… quizás las antenas y las parabólicas sustituyen a las cometas. Desde aquí arriba el mucho brillo del mar me recuerda el sobrenombre de la ciudad, su histórico apellido, “tacita de plata.” Porque sí, Cádiz reluce, y sin duda es bella y dieciochesca a ras del suelo y desde los tejados.
Al salir de allí saludo y miro con cariño a todas las torres de Cádiz…“Cádiz, la señorita del mar y novia del aire”, según Pemán, y “sirena del océano” según Lord Byron.
Datos prácticos para visitar la Torre Tavira:
Está catalogada como Bien de Interés Cultural. Se sitúa justo en el centro del casco antiguo de la ciudad, en la esquina de la Calle Marqués del Real Tesoro con la Calle Sacramento. Muy cerca de la conocida Plaza de las Flores, Correos y al mercado de abastos, está en un sitio de paso fácil de localizar. Una visita muy recomendable para conocer la ciudad desde otro punto de vista y ubicarse en el espacio y en el tiempo.
Horario: De octubre a abril de 10:00 a 18:00h.
De mayo a septiembre de 10:00 a 20:00h.
La última sesión a la cámara oscura es media hora antes del cierre.
Precio: 6€ a fecha de junio 2017. Incluye visita guiada en la cámara oscura, acceso libre a las dos salas temáticas y a la azotea/terraza.
PD: Quieren instalar, de forma respetuosa con la Torre, su entorno y cumpliendo la normativa vigente, un ascensor que permita el acceso a personas con movilidad reducida. Al parecer la petición es rechazada por las autoridades y buscan apoyo ciudadano, recogen firmas, para hacer que estos 173 peldaños no sean una barrera inaccesible. Más info en la web Torre Tavira