Aquella mañana, antes de que se sirviera el desayuno nos fuimos a cotillear los alrededores de nuestro Bed & Breakfast. Hicimos algunas fotos del amanecer, dimos un paseo por Willowbrae, disfrutamos de la espectacular pose de un águila calva, buscamos osos…
Pero solo encontramos un literal mojón 😀 jajaja. Por el tamaño XL del reciente excremento y las muchas semillas de bayas, supusimos que era de oso. Y aunque lo buscamos y esperamos,… no hubo suerte.
Regresamos al alojamiento para disfrutar del riquísimo desayuno de Alice, nuestra anfitriona en The moon & sixpence. Charlamos con ella y con el resto de huéspedes. Sin duda, los desayunos de los Bed and Breakfast facilitan estas conversaciones y encuentros que enriquecen el viaje… se comparten experiencias, se recomiendan lugares, se dan trucos, consejos,…
Hoy queríamos hacer algunos de los senderos costeros del Pacific Rim National Park . Muchos consisten en recorrer pasarelas de madera, y subir y bajar escaleras que te llevan a playas de diferentes tamaños, formas y colores… Para acceder a algunas de ellas hay que prestar atención a las grandes mareas pues la pleamar puede cortar el acceso a determinadas playas y dejarnos aislados.
Comenzamos bajando por unas empinadas escaleras a la playa de Florencia bay, que según el panel era llamada así por ser el nombre de un gafado bergantín hundido en la zona. A esas horas el mar estaba como un plato, cero viento, un sol pletórico y algunos surferos madrugadores esperando que se despertaran las primeras olas.
Una playa de unos 5km salpicada de grises troncos, fotogénicos piedrolos, decorativos islotes y cerrada por verdes esquinas donde el bosque lluvioso se desparrama hasta casi la orilla del mar. Fue un paseo muy agradable con la amplia marea baja,… cotilleé las conchas, la textura de la arena, las algas, las estrellas de mar… vimos una huella viejuna de oso…
También encontré unos pequeños y pulidos guijarros que llamaron mi atención, leí en un panel que eran unas piedras sagradas para los primeros pobladores de la zona llamados Nuu-chah-nulth, Nootka o Nutka. Ellos eran uno de los pocos pueblos canadienses que cazaban ballenas, un animal esencial para su dieta, cultura y espiritualidad.
Deshicimos el camino por la playa, subimos las escaleras que salvan el acantilado boscoso y enlazamos con el comienzo del sendero Nuu-chah-nulth, o también conocido como Wickaninnish trail. A este sendero lineal se puede acceder desde el parking de Florencia road o desde el parking de Wick road donde hay un centro de interpretación y un restaurante con vistas panorámicas.
Es un trail interpretativo de unos 5 km, que comienza sobre cómodas pasarelas de madera, continua a ratos sobre un suelo esponjoso turbidítico y se bajan escaleras para llegar a algunas de las bonitas playas, calas, ensenadas, bahías…
Por el sencillo camino, los paneles interpretativos cuentan historias de los primeros pobladores de la región, sus leyendas, costumbres… De hecho, estos senderos discurren aún por territorio First Nations y es posible contratar guías locales.
Aunque las playas pueden parecer similares, todas son diferentes y creo que todas tienen sus encantos. La mayoría son de arena, otras de suaves guijarros, algunas con horizontes decorados con islotes, o con amplios horizontes desnudos,… nosotros nos asomamos a South beach y Wickaninnish beach.
Al parecer Wickaninnish era el nombre de un importante jefe de los primeros pobladores, y significa algo así como «él que no tiene a nadie delante en la canoa” 😮
Disfrutamos de las solitarias playas y después de un rato continuamos con el coche rumbo a Tofino. Por el camino dejamos atrás otros pequeños senderos que llevaban a más playas, muchas están cercanas a los aparcamientos, casi todas con el mismo sistema de pasarelas y/o escaleras, algunas con áreas de picnic… otras pueden ser más inaccesibles y depender de la marea.
Elegimos Long beach para comer. La más larga y amplia playa del Parque Nacional de la Cuenca del Pacífico, famosa por sus atardeceres y sus olas surferas. La encontramos llena de locales disfrutando del radiante día festivo. Hoy para ellos era el Labor Day, pero por suerte, en los 10 km de playa, hay sitio para todos.
Tras el agradable picnic fugaz nos ponemos en marcha. La idea era parar en alguna otra playa más a caminar o cotillear algún sendero, pero preferimos llegar con tiempo a Tofino. Teníamos que decidir si finalmente contrataríamos o no el vuelo escénico en hidroavión. Era algo que llevábamos pensado desde casa, a los dos nos hacía ilusión subir en un nuevo cacharro volador 😉 pero lo habíamos dejado en el aire… por si no cuadraba, por si la meteorología…
Si no lo hacíamos aquí, otra posibilidad sería hacerlo al final del viaje desde Vancouver. Pero hoy el día estaba radiante, perfecto para un vuelo escénico… y sobrevolar esta península salpicada de islotes… sin duda debía de ser muy panorámico.
Nos fuimos hacia el puerto. Cerca debía de haber alguna caseta o tienda donde contratar los tours aéreos en hidroavión o helicóptero. Encontramos un par de ellas, preguntamos precios y duración, y en modo “manta liada a la cabeza ON” 😉 nos decidimos y contratamos un tour de veinte minutos con la empresa Tofino air
Nos citaron en una hora. No nos podríamos alejar demasiado, así que aprovechamos el tiempo comprando provisiones en un supermercado y dando un breve paseo por la pequeña y bella Tofino.
La localidad tiene unos dos mil habitantes y recibe el nombre en honor al famoso almirante, navegante y cosmógrafo gaditano Vicente Tofiño. En nuestras fechas no la encontramos muy invadida, pero su oferta de restaurantes, tiendas, actividades… nos dice que es un lugar muy orientado al turismo.
Rodeada de mar y montañas, sus principales atractivos son los senderos, las playas, las codiciadas olas y el avistamiento de vida salvaje. Aquí pueden contratarse diferentes tours, siendo uno de los más demandados un pack que incluye avistamiento de ballenas, osos y la visita a una zona de aguas termales llamada Cove spring. Os dejo un primer enlace para ampliar info: Tours
Poco a poco fuimos regresando al puerto. Allí esperamos los últimos minutos disfrutando del tráfico de hidroaviones y de las vistas a las montañas que rodean a la península…
Y llegó nuestra hora de embarcar muy literalmente ☺. Volaríamos solos en un hidroavión tamaño clics de playmobil, no muy apto para claustrofóbicos, con una piloto muy simpática, pelirroja y escocesa. Le comenté que me haría mucha ilusión ver ballenas, que sabía que no era un vuelo específico de avistamiento pero que si nos las cruzábamos le estaría muy agradecida ☺ . Me dijo que por la mañana se habían estado viendo, y que lo intentaríamos.
Ilusionados y contentos despegamos por primera vez en nuestra vida deslizándonos sobre el agua. Los patines del ligero seaplane se levantan suave y Tofino y sus verdes azules alrededores se desparraman a nuestros pies.
Porque Tofino desde el aire es aún más verde y azul, por todas partes los bosques XL llegan casi a la orilla del Pacífico…
Nos molan mucho las panorámicas y diferentes vistas de pájaro 😉 la silueta de la península, algunas cumbres nevadas, los brazos de mar entrando en los valles glaciares, desembocaduras…
Alguna piscifactoría…
Después de sobrevolar la zona interior, nos fuimos acercando poco a poco a la costa, aparecieron los decorativos islotes y las playas como Long beach, Combers, Wickaninnish, …
Vimos una colonia de leones marinos soleándose sobre un piedrolo y cerca de ellos… llegó la sorpresa 😉 ¡¡bieeeenn ☺ encontramos una pareja de ballenas grises!!! . Las fotos salieron mojónidas, pero no todo son las fotos 😉 de hecho creo que se disfruta más un avistamiento desde el aire sin estar tan pendiente de la cámara. Diría que, en general, las fotos en el vuelo estuvieron algo complicadas, a veces por la falta de espacio, por los obstáculos visuales, por los brillos…
Al final duró algo más de media hora ☺ la simpática pilota nos regaló unos minutillos y el bonito “momento ballenas”.
Eufóricos amerizamos ☺ en un brazo de mar en calma chicha. El vuelo había sido una experiencia nueva que nos moló mucho.
Es cierto que el mundo drone nos gusta, pero la verdad es que volar en primera persona mola más aunque las fotos salgan un poco churro 😉 Por cierto, aprovecho que menciono los drones para comentar que en los Parques Nacionales canadienses están prohibidos. Os dejo aquí un enlace por si a algún viajero le interesa conocer la normativa, solicitar permisos… Drone zones
Una vez en tierra firme buscamos alguna playa para pasear y esperar al atardecer. Hay quien sube hasta Radar Hill para ver la puesta desde las alturas, pero nosotros preferíamos verla desde las “bajuras” 🙂 con los islotes a nuestro mismo nivel.
Caminando por un fácil y breve sendero llegamos a Tonquin beach, y allí estuvimos un buen rato, metiendo las piernas en el agua muy fría, paseando…sentados sin prisas, disfrutando del lugar y saboreando las emociones del vuelo…
Hicimos fotos, jugamos con los psicodélicos reflejos…
Y allí nos quedamos hasta que cayó el sol… y acabamos el día con un bonito cielo lleno de nubes con formas de rojos dragones.
Continuará…
Puedes leer las etapas anteriores aquí:
WILD WET WEST CANADA Etapa III: Rumbo a Pacific Rim National Park (Vancouver Island, Canadá)
THE WILD WET WEST CANADA Etapa II: Vancouver Island, Canadá. Paseando por Victoria y Duncan
Preparativos para viajar a la costa Oeste de Canadá. (Septiembre 2017)
THE WILD WET WEST CANADA. Eligiendo destino ¿Nos vamos a Canadá?
¡Qué gran aventura habéis vivido! Y qué maravilloso es descubrir un lugar sin haber viajado nunca a él, gracias tan solo a tus palabras y a unas imágenes que no tienen desperdicio. Sin duda me voy a guardar esta ruta de viaje por si algún día tengo la suerte de poder hacerlo; parece una experiencia única y, encima, viendo ballenas. ¡Después de un viaje así, debe de costar volver a la realidad!
Me gustaMe gusta
Gracias linda Mar por acompañarme en la aventura 😉 y más gracias por tus bonitas palabras y por haberte quedado cerquita. Me alegra saber que el destino te resulta inspirador 😀 Ya verás como la aventura se va haciendo aún más completa y salvaje 😉 Y sí, efectivamente compañera de teclas… la vuelta a la realidad fue muy dura 😦 jajaja Un abrazo.
Me gustaMe gusta
Unas preciosas instantáneas que acaban de darle un toque espectacular a tus descripciones y comentarios.
No recuerdo si en un principio de esta crónica viajera dijiste algo sobre la duración de todo el viaje. Lo digo porque dio para mucho. Leyendo vuestro «periplo» pienso, una vez más, en lo rápido que mi mujer y yo viajamos. Nuestras visitas, en comparación con la tuya, son a cámara rápida, en plan japonés, visita y foto, y sigue palante, jajaja
En serio, muchas veces me he recriminado que no nos tomamos el tiempo necesario para conocer el lugar, las gentes, la historia, el paisaje con el merecido detalle. Vamos siempre contra-reloj, lo que contrasta con lo que observo que suelen hacer muchos viajeros y, especialmente, en vuestro caso.
Claro que no es lo mismo aprovechar un puente de tres o cuatro días para visitar Bruselas, Brujas y Gante, que tomarte un mes de vacaciones para recorrer la cornisa cantábrica, por poner un ejemplo.
Volviendo a vuestro viaje, ¿no tuvisteis miedo de andar por esos bosques de Dios solos? ¿No temisteis encontraros con un oso, no como el simpático Yogui, sino con uno malcarado y hambriento? Si visteis su «rastro orgánico», bien podría estar merodeando por los alrededores.
En fin, me ha encantado seguir leyendo esta magnífica aventura canadiense que, por lo que veo (o leo) todavía continuará.
Un abrazo.
Me gustaMe gusta
¡¡Saludos compañero de teclas Josep!! encantada de saludarte. En el post de preparativos contaba que han sido 25 días, con lo cual da para mucho 😀 Personalmente acortaría el relato en el tiempo escribiendo capítulos más largos…pero ya sabes que la mucha letra parece que no suele molar, y para no cansar dosifico las etapas. Me alegro que te hayan gustado las fotos 😀 nos gusta la fotografía y la disfrutamos mucho. Quizás por eso también viajamos sin prisas, a otro ritmo. Con los años cada vez practicamos más el slowtravel… más despacio, más relajados, saboreando más, disfrutando más… He leído diarios de viajes a Canadá que parecen auténticas gymkanas 😮 Pero nunca pierdo de vista que «cada uno es cada uno» 😉 También es cierto eso que dices, hay viajes y viajes… y el tiempo, la mayoría de las veces, es poco.
De los osos 😀 estoy escribiendo un post dedicado a ellos 😉 a la seguridad, …. Pero te comento, que en este caso cuando vimos el rastro, nos quedamos a ratos aparcados dentro del coche, y a ratos conducíamos muy despacito arriba y abajo por la solitaria pista.
Me alegra leer que te ha encantado el paseito 😉 es un placer tenerte por aquí. Muchas gracias por pasarte y regalarme tu tiempo y tu bonita huella. Nos leemos 😉 Un abrazo
Me gustaMe gusta
Vaya subidón, me encanta y siempre que puedo me subo a las alturas porque todo se ve muchísimo mejor como se puede comprobar en tus magníficas fotos.
Un abrazo
Me gustaMe gusta
Uy sí compañera 🙂 Nos mola la aeronáutica 😀 las vistas de pájaro son fascinantes, todo tan distinto, tan emocionante. Me alegro que te hayan gustado las fotitos 😉 Un abrazo compañera 😉 Me voy ipso facta a Egipto 😉 Nos leemos.
Me gustaMe gusta