PASEANDO POR SPITZKOPPE, CAPE CROSS Y SWAKOPMUND (Namibia)

Y con esas ganas de más decimos adiós a Etosha más o menos al medio día hacemos el check out del Parque por la misma, Anderson´s Gate, por la que entramos y nos ponemos en marcha rumbo al Sur de Nambia. Queríamos conocer un poco de la costa de, acercarnos a la localidad de Swakopmund, a Walvis Bay y a Cape Cross, por el camino pararíamos a conocer unas mágicas piedras en la zona de Spitzkoppe.

Nuestra primera parada fue en  Outjo para repostar y comprar avituallamiento básico para el camino y la noche. No puedo decir mucho de esta pequeña localidad ubicada en un cruce de caminos porque no la callejeamos, me pareció un lugar con una calle turística comercial que aprovecha su relativa proximidad a los Parques de Etosha y de Waterberg plateau. Hay algún punto de información, supermercados, algún mall, casas residenciales,… tienda de recuerdos, alojamientos, algo de vida en sus calles…

Tras la fugaz parada retomamos el asfaltado camino y tarda poco en aparecer nuestra primera pista de grava. Tomamos la M63, … y realmente la amplia pista nos sorprende para bien. En este tramo encontramos una  grava relativamente cómoda, algo compacta y estable, no había baches, el trazado prácticamente es recto, apenas hay curvas solo algunos cambios de rasantes, no hay grandísimos badenes, es amplia, … la velocidad máxima permitida es de 100/120 km., y por supuesto apenas hay tráfico. Aún así es grava, hay que moderar la velocidad y por su puesto disfrutar del paisaje. También puede ocurrir que después de las lluvias no esté tan ok.

Algunos tramos de ripples, pequeñas ondulaciones, son quizás los mas incómodos, ese efecto patata ondulada, corrugado, puede llegar a ser muy molesto según el vehículo. Los turismos sufren mucho más el traqueteo, nosotros con el SUV a una velocidad adecuada realmente íbamos muy cómodos, con un 4×4 supongo que también será cómodo. Es obvio que algunas carreteras te pueden parecer más o menos infierno en función del vehículo que hayas elegido al alquilar.

Por el camino la aparente nada está salpicada de vida, en forma de termiteros, de árboles, de rapaces,… llanuras decoradas con arbustos, suaves colinas, tierra roja del color de las himbas,… nubes decorativas tipo Windows,… No vemos ningún coche, aumenta el calor… pero el aire acondicionado ayuda…

La pista enlaza con la carretera C33 que viene de Otjiwarongo hacia Omaruru, asfaltada, cómoda, con rectas que facilitan el adelantamiento de algunos pesadísimos camiones que transportaban enormes bloques de piedras, pesada maquinaria,…sin duda la minería es uno de los principales motores del país.
Elegimos esta carretera porque enlaza con la asfaltada B2 que nos lleva a Usakos, a 24km del desvío hacia Spitzkoppe.

Sin prisas, disfrutando del camino, de las primeras y lejanas vistas de la mole geológica de Spitzkoppe, enlazamos con la pista, D1918. Algo mas regular que la primera de la mañana, pero también bastante correcta y breve. Aparecen en ella algunos tenderetes, pequeñas mesas descuajaringadas donde se venden sobre todo minerales, algunos sombrajos construidos con latas recicladas, pequeñas casas… varios carteles de alojamientos con nombres muy similares. Para no despistarnos paramos en una especie de cruce a comprobar que piensa y que dice Jenny,… y en tres segundos apareció Jasmine. Jasmine pide cosas variadas desde agua fría, a refrescos, a comida,…compartimos con ella nuestras galletas y le damos algunos lápices y bolígrafos para ese pequeño cole que nos señalaba.

Ya en marcha, vimos por el espejo como de la nada aparecían corriendo más niños que se acercaban al coche a pedir. Quizás ya son un poco “asaltadores” cuasi cuáqueros profesionales de coches con turistas, …y pensativos continuamos la marcha mientras que la gran mole rojiza de Spitzkoppe se acercaba más y más…

No tardamos en encontrar el Spitzkoppe camp, en él es posible la acampada libre pero también dispone de media docena de sencillos bungalows con baños compartidos. Hay un pequeño bar-chiringuito donde se sirven bajo pedido desayunos/almuerzos/cenas. Nos gustó que la gestión del campamento y de las excursiones fuera por personal local. Nosotros hicimos un rápido check in, nos medio instalamos y fuimos a explorar los alrededores.

El encanto de este lugar quizás es difícil de transmitir, objetivamente solo es un enorme afloramiento rocoso rojizo, volcánico, en mitad de la nada. Los bosquimanos consideraban este lugar un auténtico paraíso debido a los pequeños acúmulos de agua atrapada en las piedras y grietas, allí vivieron y dejaron su huella en forma de pinturas y petroglifos que hoy pueden visitarse contratando a un guía local.

Pero a nosotros nos atraía más la parte geológica y astronómica, pasear, disfrutar de los cambios de color al atardecer y de un cielo cuajado de satélites y estrellas. Y sin duda disfrutamos mucho de la tarde y de un espectacular cielo mientras cenábamos y hacíamos lentas fotografías nocturnas en un silencio tan abrumador que resultaba hasta raro…ni grillos, ni viento,…el sonido de la nada…

Por la mañana madrugamos para disfrutar de las luces del amanecer y dar un último paseo. Caprichosas formas geológicas, pináculos, algún arco, formas redondas…picos donde la altura máxima es de unos 1784m. Spitzkoppe es conocido como el “Mathernhorn” de África, o el “Cervino de Namibia”, y al parecer es un paraíso para escaladores más profesionales.

Nos despedimos de las muchas daysis revoltosas, de un par de Klipspringer o saltarrocas, de las vacas domésticas, caballos,… del curioso quiver tree, charlamos con unos escoceses, compramos hielo, …y decimos adiós al artístico y mágico afloramiento. Hoy nos ponemos en marcha rumbo a la colonia de leones marinos de Cape Cross

Desde casa teníamos algunas dudas con este trayecto, creíamos que tendríamos que retroceder hasta la B2 para ir hasta Cape Cross pasando por Swakopmund y tomando la C34, pero al preguntar en recepción por el estado de la pista D1918 que lleva directa a Henties bay y decirnos que estaba ok para el SUV nos animamos a cogerla y fue todo un acierto. Estaba en muy buen estado y nos permitió ganar bastante de tiempo, una hora aprox.

Por el camino atravesamos parte del desolado Parque Natural de Dorob, un área de desierto hiperárido, plano, pedregoso, arenoso, diferente… Y antes de lo planeado dejábamos atrás la localidad de Hentisbay y transitábamos por la carretera de sal C34…cerca del mar, en mitad de la nada, entre explotaciones mineras, salineras y descuajaringados tenderetes de minerales. Pero no solo de la extracción de minerales vive el país, su caladero de pesca, gracias a la rica corriente de Bengela, es uno de los más importantes del mundo. Quizás por ello, en este Cabo Cruz, se asienta, o se desparrama, una de las colonias de leones marinos mas grande del mundo…100.000-150.000 individuos según fuentes/años…una barbaridad!!

Nosotros seguimos las indicaciones y antes de llegar a la playa y a su parking compramos las entradas en una solitaria caseta (80$N por persona + 10$N coche). Allí vendían productos derivados de los leones marinos, principalmente aceites, omega 3 y 6, procedentes de una industria cercana.

Recuerdo que cuando preparábamos el viaje yo tenía muy clara esta visita y maridín no la tenía tan clara, las distancias son grandes y desviarse unos 200 y pico de km (i/v) para ver un ratito “un enorme puñado de focas” no le parecía lo suficientemente atractivo, o para ser exactas… sí le atraía la idea pero no lo de desviarse tantos km. Insistí mucho, para mi era una visita casi obligada… y tras unas duras negociaciones maritales, pudimos arañar algún día al calendario y los leones marinos por fin cabían en la agenda y los incluimos …¡¡ Y menos mal!!… porque la wild sorpresa que nos encontramos no la olvidaremos en la vida! 😀

Llegamos al parking y justo al bajar del coche dos diminutas crías de leones marinos vinieron literalmente a recibirme, corrían hacia mi, avanzaban, yo era un bulto o sombra sospechosa de ser su madre, y ellas corrían, tropezaban, me miraban, llamaban,…me quedé estupefactada!! ☺ …y no eran las únicas!! La playa estaba llena de crías, juveniles, adultos, cientos de miles… El ensordecedor sonido de la colonia era tan brutal como real, no creía lo que veía pero aquello no era un sueño…era una visión muy emocionante, que sumada al factor super sorpresa …hizo que mis lágrimas no tardaran en salir. No lloro con facilidad…, pero en algunos viajes me encojo, y me sobrecojo… y a veces lloro de emoción, y en este auténtico baby boom, en esta colonia remota de leones marinos, lloré de auténtica felicidad.

Todo estaba lleno de tiernos bebes recién nacidos que corrían, caminaban, tropezaban,…dormían, mamaban…buscaban y llamaban a sus madres, ¡ no podíamos creerlo!!… Sin duda si ahora cierro los ojos el primer recuerdo de esta parte del namibviaje que me viene a mi me memoria es la sorpresa que el destino nos tenía preparada en Cape Cross. Todavía escucho los sonidos y recuerdo el caos de vida, esta era la caprina/vacuna Banda Sonora 😉

Entramos en la pasarela que recorre el lugar y la sorpresa continuaba, algunos de los recién nacidos eran tan pequeños que se colaban con facilidad entre los estrechos barrotes de madera, desorientados caminaban de aquí para allá sobre la pasarela, …ahí mismo, delante de nuestros pasos, encontrábamos a bebes que, con su poca visión y torpe caminar, de nuevo se acercaban a nosotros como sombras sospechosas de ser quizás una enorme madre con tetas.

Feliz y estupefactada!!! 😀 Mis ojos no sabían donde mirar… Literalmente llegó a temblarme el cuerpo de tanta emoción. ¡¡No podía creer nuestra suerte!! Recuerdo que leí que se reproducían en diciembre, hoy era 29 de noviembre… Al parecer al comienzo de la temporada, durante la noche, amanecer y primeras horas de la mañana, los partos se sincronizan más, y de esta forma las crías aumentan las probabilidades de supervivencia. Nosotros llegamos en el punto álgido del evento y todo era un delicioso biocaos… un caos de vida infinitamente tierno…

Estábamos entusiasmados con la mucha actividad de la vida en directo… Miro a un lado donde mama una cría…

A otro lado una madre se retuerce, decenas de placentas,…una cría despistada, húmeda, espeluchada…

Aquí y allí la conexión entre madres y crías,… la limpieza, caricias, los abrazos-aletazos,…las miradas,…la locura… ☺

Alrededor leones en modo fotosintético, luchas, carreras, surf,…

La sensación de anarquía era absoluta, el cansancio de las hembras extremo, se las veía exhaustas, ,…muchas crías y madres buscándose sin encontrarse… llamadas sin respuestas… Pero en todo caos reina cierto orden y comienzan a formarse pequeñas guarderías de minileones perdidos… una forma de esperar, de buscar refugio, abrigo, calor,…

Muchas crías mueren aplastadas,… otras mueren de hambre al estar perdidas, algunas se rinden,… donde hay vida hay muerte. A medida que avanzaba la mañana, aumentaba el número de bajas y comenzaban a llegar los primeros carroñeros y depredadores, las aves picoteaban placentas sin prisas. Por la tarde seguramente aparecerían hienas y chacales…

Pero por suerte había mucha más vida que muerte, y el día nos seguía regalando inolvidables sorpresas…una mayúscula. Nos quedamos acompañando a una hembra que junto a la pasarela se retuerce de dolor…y en soledad pudimos disfrutar y ser testigos de esto…

Aquel alucinante panorama era surreal, nunca imaginé estar en medio de algo parecido, vivir esa experiencia tan vital… un parto, en aquel contexto, con aquella incesante banda sonora …realmente fue muy emocionante, sin duda para nosotros aquel regalo también pertenece a la categoría de inolvidable.

Hubo un tiempo en el que exisitió un área de picnic… ahora está conquistada por la madre naturaleza con cientos de leones revoleados.  Nos quedamos en el cercano parking. Muy felices comimos dentro del coche, allí a los pies del Cabo, con vistas a la inmensa colonia. Somos bicho-incansables…y después del picnic continuamos otro enorme rato recorriendo de nuevo aquella breve pero apasionante pasarela. De nuevo había tanto donde mirar que era difícil mantener la concentración, los cuerpos diminutos y espeluchis de las crías,  sus divertidos andares y contoneos, sus miradas…

He hablado de visiones, de sonidos y no he hablado de olores pues para nosotros digamos que es un olor algo familiar al que nos habituamos pronto. Pero el olor de la colonia puede resultar bastante desagradable/feo para la mayoría de los mortales. Se soluciona con un pareo, fulard, kleenex o pañuelo, para tapar boca/nariz y aconsejo reservar ropa sucia y calzado guarrindongo, porque el aroma de esta  visita se impregnará en el pelo, calzado, ropa, mochila… Si vas a pasar allí un buen rato, es muy posible que acabes oliendo a colonia de león marino. Y aunque nosotros tuvimos suerte con la meteorología… como buen Cabo habrá días que puede venir bien una sudadera con mangas para el fresquito y se puede agradecer capucha por si el mucho viento.

Hay que tener cuidado pues muchas veces crías, madres, machos, juveniles, usan la pasarela para apoyar/descansar su cuerpo, y aparentemente dormidos e inofensivos a veces pueden enseñar los dientes cuando se les asusta/sobresalta de repente… o se pelean entre ellos, realmente están muy muy cerca 😉

Para quedarse a dormir cerca de la colonia solo hay un lodge, un hotel en mitad de la nada y relativamente cerca. Para un día como el de hoy… quizás hubiera molado para poderse a quedar a última hora a los grandes carroñeros y depredadores, …

Nosotros teníamos reservado y pagado el alojamiento en Swakopmund así que apuramos nuestro día leoninomarino, nos despedimos de la inolvidable y espectacular visión,… y a última hora de la tarde retomamos de nuevo la misma carretera de sal, C34, para poner rumbo a Swakopmund, Swakop para los locales y amigos. De la carretera comentaré que encontramos algunos tramos en obras, están desdoblándola en algunas zonas, en nuestras fechas no encontramos retenciones, ni muchos problemas, pero sí señales de reducir velocidad.

Poco o nada vimos de la ciudad aquella primera tarde, tan solo su espíritu colonial que pulula por las calles… Nosotros la atravesamos siguiendo las indicaciones de Jenny que nos llevaba directa al coqueto Bed & Breakfast Alternative Space. Muy muy recomendable; Ubicado en un tranquilo barrio residencial, a la salida/entrada de Swakop, parking privado…sin duda se convirtió en nuestro oasis entre dos bellos desiertos.

Frenus, nuestro anfitrión, nos recibe descalzo, sus pies hablan de sus muchos años caminando así, es arquitecto y el B&B donde dormiremos es su obra. Por fuera un cubo blanco propio de un arquitecto minimalista que no deja ver su alma, no deja imaginar la mucha luz, curvas, recovecos y escondrijos que alberga en su interior…

Dentro hay un mundo cálido y luminoso, techos altos, olores a madera y a libros,… mucho arte colgado en las blancas paredes,… verde en sus pequeños jardines, bonitos espacios comunes, chimenea, ingenio, imaginación en muchos de los detalles… Algunas habitaciones alternativas con duchas y bañeras a la vista en mitad de la sala, …cama muy cómoda…otros detalles con el viajero,…como su original hoja con sugerencias turísticas, un pequeño cuento escrito e ilustrado por uno de sus hijos y una pequeña botella de vino de bienvenida. Desde el primer momento nos gustó mucho el lugar y el cálido recibimiento.

Sin entretenernos demasiado nos instalamos, nos duchamos para quitarnos la “peste a foca” y nos fuimos en coche a cenar pescado a un sencillo Deli, con buenas opiniones en el Tripadvisor y buena relación cálida precio…Y cenando rico acabamos el inolvidable y muy emocionante día.

Desde casa, esta mañana la teníamos pensada para quizás hacer alguna actividad según ganas y tiempo. Por lo pronto disfrutábamos sin prisas del muy completo desayuno, sin duda el mejor del viaje. No había más huéspedes, teníamos toda la casa/alojamiento para nosotros solos. Tempranito dejan preparada las mesas de la cocina y del comedor con todo lo necesario para tu servirte el desayuno…es un B&B un poco selfservice que te hace sentir muy en casa.
En mi cuaderno llevaba anotado un tour de unas 4h por el desierto para observar la fauna/vida, valía unos 45€ por persona, te recogían en tu alojamiento a las 8:00 y te traía a las 12:00. Pero nuestro anfitrión nos dijo que sin reserva era complicado, pues al ser grupos reducidos se llenaba pronto y era mejor reservar la excursión con algo de más tiempo (se puede reservar desde casa y se paga allí). Esta es la empresa que miré que organiza esa y otras actividades Charlys deserts tours

Los quads eran un plan B que nos resultaba atractivo, pero no nuevo, se pueden alquilar desde media hora a 23€ por persona, a una hora o más… Hay varias empresas. También es posible hacer sandboard, o tirarse desde una duna en parapente, o contratar excursiones guiadas en 4×4 por el desierto y/o por algún tramo costero, contratar vuelos escénicos, incluso tirarte en paracaídas… Finalmente nosotros preferimos tomarnos el día de slow travel y dedicarlo a un pajareo intenso en Walvis y al relax que es lo que en verdad nos apetecía.

Walvis Bay está cerca de Swakop (40km). La carretera recta y asfaltada discurre entre el mar y las dunas, a la salida/entrada de la ciudad las ordenadas y clónicas casas prefabricadas viven literalmente rodeadas de arena de playa y arena de desierto.

Walvis Bay significa bahía ballena, y salir a avistarlas era otra de las actividades que llevaba en la recámara… pero por lo que ya había leído desde casa no contaba mucho con ellas. Allí pregunté en un punto de información turística pero no me concretaron la fecha exacta de las mejores fechas de avistamiento (whale season), para la señora del punto de información no existía como tal una estación mas favorable, en general se veían pero con mucha suerte. Según algunas guías noviembre en teoría es un buen mes. Nosotros no nos arriesgamos pues somos muy exigentes con esta actividad, digamos que tenemos el listón muy alto 😉 Y por si a alguien le interesa comento que hay otras actividades náuticas recreativas para pasear en barco o en catamarán, ver delfines, aves, comer ostras,… alquilar kayaks para navegar entre aves y leones marinos… Swakop y Walvis concentran la mayor oferta de actividades de ocio. NOTA: si por favor alguien va que le diga a los responsables de las actividades que dejen de alimentar a los leones marinos y pelícanos para hacer la gracia, gracieta, show con los turistas. NO SE DEBE ALIMENTAR A LA FAUNA!!!! Grrrrrrrrrr (gruñido)

Nosotros nos dedicamos a recorrer la curiosa pista que discurre sobre el mar, sobre un lagoon, flanqueada de agua, mucha sal y pajareo… No es nada del otro mundo, pero es curiosa, rodeada de mar y mar, casi sobrevolando el agua, cerca de los artísticos flamencos, enormes pelícanos y muchas aves limícolas

En el lagoon y alrededores pajareando pasamos la mañana, y en el paseo de Walvis comimos nuestro picnic pajareando un rato más… identificamos especies, hacemos fotos, leo un panel sobre la antigua industria ballenera en la zona… modo slow travel total.

De Walvis no puedo contar mucho, solo estuvimos en el paseo, atravesamos la ciudad y pusimos combustible. Me pareció una mezcla de población portuaria importante, de hecho su puerto junto con el de Lüderitz son los principales del país, y a la vez me pareció turística con muchos lodges con encanto, Hostels, apartamentos,…muchos de ellos con vistas al mar, al lagoon y a los flamencos.

La meteorología por suerte nos acompañaba, aquí es habitual que haga bastante viento frío, mucha humedad atlántica, y que sus temperaturas sorprendan o pillen desprevenidos a los turistas. Hoy no hace ni demasiado viento, ni frío, solo un fresquito reponedor y nosotros dedicamos la tarde a callejear por Swakop.

Callejeando el alma colonial se hace más evidente…, Swakop es rarita, algo desconcertante, es un lugar muy desubicado en el espacio y algo en el tiempo, un fragmento de Europa descolocada,… Con calles comerciales limpias, señales de tráfico impolutas que para eso un chico se esmeraba en limpiarlas…, algunas construcciones coloniales de principios de 1900,… algo de Art Noveau, una iglesia luterana… algún supermercado, algún mall, tiendas de recuerdos… alojamientos, cafeterías, restaurantes,… casi todo construcciones bajas, barrios residenciales…

Existe una extraña mezcla fruto de dos ritmos y bio ritmos tan diferentes, es algo muy afroalemán, una rarita mezcla de culturas muy antagónicas. Eché de menos más sonrisas… no sé si quizás es el espíritu germánico que considera que sonreír es poco profesional… No es que sean antipáticos, ni desagradables, ni nada parecido.…pero eché de menos otro espíritu, vitalidad,…o alegría de vivir que sí he visto en otras ciudades coloniales africanas. También eché de menos cruzarme con más mujeres hereras vestidas con esos históricos, anacrónicos, vestidos victorianos… Quizás Swakop no tiene demasiados encantos, o quizás tiene los que tu les quieras buscar, pero al igual que Walvis, es una buena base con amplia oferta y servicios para antes o después de visitar el Parque del desierto de Namib.

Las joyerías nos hicieron recordar el interés de los alemanes por Namibia. Los diamantes están muy vinculados a la historia del país que llegó a vivir una auténtica fiebre de diamantes. Sus minas fueron el primer lugar de África en disponer de una máquina de rayos x, …y no era precisamente para velar por la salud de sus mineros…si no para vigilar los robos.

Con el tiempo algunas ciudades diamanteras, al acabar casi con el recurso, fueron abandonadas y engullidas literalmente por el desierto, es el caso de la fantasmagórica y curiosa Kolmanskop, un poblado colonial abandonado desde 1954 que me quedé con ganas de visitar… me daba curiosidad ver un lugar invadido por la mayúscula Naturaleza, devorado por el desierto… Pero es todo tan remoto en este país, que no nos cabía en nuestros diez días, como os comentaba en los preparativos tuvimos que hacer algunas concesiones/sacrificios, y el poblado engullido y el Fish Canyon fueron algunos de ellos. Quedaban muy al sur de nuestra ruta.

Paseábamos por las cuatro calles de Swakop cuando en los alrededores de un plaza/paseos ajardinados nos encontramos en el suelo un puesto de venta de artesanía regentado por mas o menos media docena de himbas. Encontrarlas allí, fuera de su contexto, sabía que me produciría pensamientos contradictorios. Por un lado me parecían admirables y valientes, pasar de su nómada vida a la nuestra debe ser una enorme ¿aventura?, desde el idioma, a la ropa, a los alimentos… Pero en el fondo me parecía triste, esa obvia pérdida brutal de raíces, de identidad, ese cambio radical de vida hacia una sociedad del consumo y ¿bien-estar?… Me sentí como una amenaza a su identidad cultural…

Como siempre, cuando mentalmente me rayo… decidí darle un enfoque biológico al asunto y verlo como una adaptación al medio, los seres humanos nos adaptamos…y ellas, de sangre nómada, se adaptan a tiempos y contextos. Y no es ni mejor ni peor…de momento es simplemente una adaptación…y en biología algunas adaptaciones son transitorias…efímeras…reversibles….aunque otras no. Namibia ofrece también un “turismo antropológico”, algunas de sus razas/etnias permiten visitar sus pequeños poblados. Y aprovecho para comentar que si se piensa visitar alguno de ellos, busquéis intermediarios (empresas, alojamientos, guías…) éticos y responsables, con garantías de que los beneficios repercuten en la comunidad… A veces puede haber una delgada línea entre un show, un zoo de humanos, paripé, abuso/explotación… Pongamos de nuestra parte, siempre hay que informarse y elegir la mejor opción.

Y allí estaban ellas semidesnudas, muy adaptadas al fresquito reponedor del Atlántico, algunas semi desnudas, otras semi tapadas por mantas cruzadas, pareos…teñida toda su piel con la mas ocre de las arcillas, riendo, trenzándose y empolvándose el artístico pelo… Hablando a gritos entre ellas, felices, bebiendo Fanta, mucha Fanta y comiendo patatas fritas…muchas patatas fritas…

No disfruto mucho con las compras, odio el regateo y no entraba en mis planes agacharme a curiosear la artesanía pues no pensaba comprar,… Pero al verlas mi paso inevitablemente se desaceleró y acabé agachada, y literalmente esposada con pulseras echas de cuerno de no sé qué…creo que entendí vaca.

De manera muy sincronizada me agarraban de la muñeca probándome pulseras, entre ji jis y ja jas me soltaba una, me cogía otra, …me llegué a sentir algo atrapada y algo incómoda, como un turista monedero a la que no pueden, deben, ni quieren, dejar escapar,… Las veía adatándose a pasos rápidos y agigantados,… por el rabillo del ojo veía al niño y sus mocos jugar con un móvil apagado… mientras otras trenzaban el pelo a una relajada himba con una virgen María en su pareo…. Me rendí al cuadro algo surrealista, a mis manos esposadas con pulseras de cuerno de vaca… y me senté con ellas en el suelo, a observar, regatear y comprar algo de artesanía…

Contentas con la compra ellas te invitan gustosas a que las fotografíes, mientras se relajan y vuelven a sus cosas, a sus Fantas, a sus patatas, a sus charlas, a sus muchas risas, peinados,… Los himbas son los fashion victims de todas las etnias de África. Ellos viven por y para su estética …embadurnan su cuerpo con esa colorida mezcla de tierra y grasa que es protectora pero realmente lo hacen por estética, trenzan de maneras imposibles y creativas sus melenas artísticamente embadurnadas, adornan sus cuerpos con pulseras, collares, tobilleras…y con negras gomas de garrafas y bidones.

Decidí aprovechar la invitación a fotografiarlas, a su ego estético les gustaba, ellas contentas porque había pagado el peaje al comprar y los niños felices de verse en la pantalla de la cámara y sobre todo de pasar con el dedo las fotos. Me despedí de ellas, de los niños… y quise confiar que habrá algunos himbas dispuestos a no perder todas sus primitivas y ocres raíces.

Caminando nos asomamos a la blanca y urbana playa, paseamos por el malecón, por alguna que otra calle céntrica y acabamos comprando la cena en un recomendable take away, Beryls, que resultó ser el más antiguo y con más solera de Swakop.
Cenamos charlando con nuestros anfitriones que nos contaron un poco su historia, la de la casa,… nos recomendaron visitar en otra ocasión el gran Kalahari, hablaron de la idiosincrasia de Sudáfrica, Namibia, Botswana, de bancos, de viajes…. de la importancia del espacio… Y con la agradable charla en el acogedor salón …y dejando de recuerdo unas letras en el cuaderno de invitados acabamos el día.

Mañana nos esperaba el gran Desierto del Namib, haz clic aquí y te llevo..


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