Te conté nuestra llegada a Tokio, cómo recién aterrizados conocimos el electrónico y lúdico barrio de Akihabara. Hoy te cuento nuestras primeras 24h en la ciudad.

Una ciudad sacudida y devastada por grandes incendios, tifones, terremotos, erupciones y bombardeos… una ciudad Fénix, levantada una y otra vez por una sociedad capaz de funcionar como un sincronizado hormiguero.

Hoy Tokio es la megalópolis más grande y más poblada del mundo. Y eso ya nos debe dar una idea de su tamaño, de las grandes distancias, de la mucha oferta… de los muchos días que en verdad se necesitan para visitar una capital con 37 millones de habitantes.
La antiguamente llamada Edo, hoy es un paraíso gastronómico, cultural, del ocio, del consumo, del frikismo, del arte, del mundo zen…, de la historia, de las finanzas, de la arquitectura y tecnología de vanguardia… El Tokio actual encierra en sus 23 barrios toda la esencia del país.

23 barrios son muchos, y el tiempo del viajero suele ser finito,… así que no queda más remedio que seleccionar las zonas que queremos visitar, establecer prioridades, tener en cuenta horarios, gustos, biorritmos,… dejar lugar para la improvisación…y diseñar las rutas urbanas que más nos apetezcan.
Más que barrios llegan a ser miniciudades, y aunque puedan parecer todos similares, cada barrio tiene su propia personalidad, ritmo, y atractivos.
Los más turísticos son; Shibuya, Shinjuku, Ginza, Odaiba, Asakusa, Akihabara, Roppongi, Shinagawa, Harajuku, Chiyoda, Chuo, Nakano y Minato. Hay mucha información de qué ver y hacer en cada barrio tokiota, en esta web puedes ver todo lo que ofrece la capital, y en este blog consultar una lista con los imprescindibles.

Nosotros dedicaríamos a la ciudad unos cinco días mal contados, y comenzamos por el Noreste, por el viejo barrio de Asakusa. Sin rastro de jet lag, madrugamos para llegar pronto y visitar el turístico templo Senso-ji sin demasiadas aglomeraciones.
Es el templo más antiguo y visitado de Tokio, y sería nuestro primer templo mayúsculo. Aquella mañana gris de calles mojadas, la puerta de los Truenos, Kaminarimon, nos daba la bienvenida.

La entrada está franqueada por dos intimidadores compañeros de viaje de Buda, son el Dios del viento y el Dios del trueno… se ven iracundos, polvorientos, y deslucidos detrás de una protectora malla.

Pero sin duda, el protagonista es el enorme farol plegable que cuelga sobre nuestras cabezas. Que con un peso de más de quinientos kilos, 4 m de altura y 3,4 m de diámetro se ha convertido en el símbolo del barrio de Asakusa.

Este tipo de farolillo, es de bambú y papel o seda, se llaman chōchin y son algo frágiles y perecederos. Ha sido sustituido en varias ocasiones, el actual es de 2003, y fue donado por el fundador de Panasonic en alguna fecha conmemorativa.

Cuando miraba hacia arriba, tropecé con el primer dragón del viaje… Si lo observaba justo justo desde abajo veía como la talla de madera encajaba perfectamente en los huecos del enorme farol.

Revisando el envés de la puerta, con diferentes guardianes, kanjis y perspectivas, nos adentramos en la vieja calle comercial Nakamise. A esas horas estaba plagada de dormilones puestos que poco a poco se desperezaban. Al parecer, están aquí desde hace más de dos siglos vendiendo comidas, dulces y recuerdos a peregrinos y visitantes. Y por lo que leí, hoy sigue siendo un buen lugar para comprar suvenires.

Antes de llegar al templo, llama mi atención un segundo dragón. Es una preciosa fuente de cobre rodeada de feos cazos de plasticuchi tipo PVC color peo mona ,…y recordé lo que leí sobre los rituales de purificación. Antes de acercarse a la sala principal del templo, o del santuario, los locales usan los cazos para tomar un poco de agua de la fuente, y con ella lavan sus manos y boca.

Una abuela moja sus dedos y se da húmedos golpecitos en los labios, un señor lava sus manos, se enjuaga la boca y escupe fuera de la fuente, una niña juega con el agua, un niño mira al dragón a los ojos…

No muy lejos estaba el incensario. Me fijé que cuando prenden el incienso, nunca lo apagan soplando, siempre lo hacen sacudiéndolo, y observé que al colocarlos hacían curiosos aspavientos con las manos para atraer el humo. Pensaba que estaba relacionado con la purificación, pero al parecer también lo hacen creyendo que mejorarán sus dolencias… así si les duele la cabeza, atraen un poco de humo hacia la frente, o si les duele una muela… hacia a la boca…

Una vez limpios-purificados se acercan al salón principal del templo. Frente al altar los vi juntar las manos y hacer una reverencia, lanzar alguna moneda a la enorme caja de ofrendas, orar, pedir, agradecer…dar dos secas palmadas y hacer sonar el instrumento que haya sobre nuestras cabezas o a nuestros pies… A lo largo del viaje nos encontramos desde cascabeles a cuencos tibetanos, pasando por campanas, sonajeros,…cuentas de madera…

Supe que tantos ruidos, de palmas, monedas que resuenan al caer, musiquitas y soniquetes, son para llamar la atención de los Dioses… es una forma de decirles que estamos aquí, que nos presten atención.

Es muy habitual, que en templos y santuarios acabe existiendo un marketing colateral que ayuda a la financiación del lugar sacro y que a la vez parece que llena de esperanza a una sociedad, diría que; bastante iconoclasta, muy amante del ritual y aparentemente supersticiosa… Cada templo y santuario nipón vende amuletos, tablillas, papelitos de la suerte…
En el país hay mogollones de amuletos, están muy presentes en las casas, en las tiendas, …cuelgan de puertas, de móviles, de mochilas… Los que venden en los templos y santuarios son unas pequeñas bolsitas de tela que se llaman omamori, y los hay para el amor, para la salud,…para conducir, para los exámenes, …

Las tablillas de madera se llaman ema, cada templo y santuario lucen en ellas un animal asociado a los dioses o al lugar,… Se escribe un deseo y se deja allí colgada, y cuando sean muchas, los monjes las quemarán para que el humo lleve los deseos a los dioses.

También existen los papelitos de la suerte, llamados omikuji, que se traduce literalmente como «lotería divina». Consiste en coger un papel, con más o menos ritual y pequeñas variaciones de un lugar a otro, y leer tu fortuna. Aquí sacudían unos cilíndricos dispensadores metálicos, sacaban una varilla de bambú y el nº escrito en ella indicaba el cajón del que tomar el papelito.

Si te sale algo chungo lo atas y lo dejas allí, y si te ha salido algo molón, te lo quedas de recuerdo o lo cuelgas, lo que prefieras. Antiguamente se ataban en las ramas de los árboles, hoy se usa algún tipo de pequeño tenderete. Y al igual que ocurría con las tablillas, cuando hay muchos papeles, todos serán quemados en una hoguera… y tu mala suerte se esfumará, o tu agradecimiento por la buena suerte será enviado vía exprés a los dioses.

También puedes comprar un cuaderno, llamado shuin-cho, y en cada templo y santuario que visites, los monjes a cambio de un donativo, escribirán algo para ti con la preciosa caligrafía japonesa. Normalmente usan tinta roja y negra, y escriben el nombre del templo o santuario, de la deidad y la fecha. Los amuletos, tablillas, papelitos,… cuadernos… pueden ser un recuerdo viajero o el regalo perfecto para los amigos y familiares más supersticiosos.
Haber leído un poco antes de viajar facilitó descifrar algo de todo aquel nuevo y desconocido galimatías de amuletos, escupitajos, aspavientos, reverencias, … palmas,…

Estuvimos un rato observando los rituales, echamos un vistazo a la llamativa pagoda de cinco pisos, al pequeño y discreto santuario sintoísta… En los alrededores hay rincones para explorar y desmarcarse de la multitud que comienza a llegar…

En el camino puedes tropezar con enormes lámparas y tallas en bronce, con gigantescas sandalias de fibras que literalmente pesan toneladas, con salas secundarias, un pequeño jardín, …con láminas que cuentan historias… nuevos ángulos,… y cientos de farolillos donados…

Volvemos callejeando a la calle principal, las tiendas ahora están abiertas y vociferan sus mercancías, las vendedoras saludan con la cantinela irasshaimase irasshaimase irasshaimase … bienvenido bienvenido bienvenido. Algunas nos dan a probar pedacitos de galletas de arroz, muchas ordenan con cariño sus dulces, un par de hombres sincronizados amasan con ahínco…

Justo en frente de la puerta principal, la decorada con el megafarolillo rojo, se encuentra el nuevo Centro de Información Turística y Cultural de Asakusa. Un interesante y curioso edificio de madera de cedro, acero y vidrio.
Su exterior recuerda a un apilamiento de viejas casas tradicionales. Su interior tiende al minimalismo, y cada planta es diferente; las hay de líneas rectas, abuhardilladas, onduladas,…con paneles móviles, con versátiles gradas multiusos…

Alberga un mostrador de Información y Turismo, exposiciones temporales, vitrinas, salas de conferencias,… Y en la octava y última planta, ofrece un interesante mirador gratuito y una cafetería.

La plataforma de observación está abierta hasta las 22h y ofrece una perspectiva muy diferente del templo, de la vieja calle comercial y de los rascacielos de los alrededores. A nosotros nos moló. Muy recomendable subir de día o de tardenoche, sus vistas nocturnas también deben ser molonas con la puerta, el templo y los edificios iluminados.

Nos asomamos a la cercana calle comercial Shin-Nakamise. Te hablé de este tipo de calles peatonales en el post de preparativos, en ellas hay solera, pequeños negocios familiares, artesanía, productos diarios, suvenires… y buenos precios. Se les denomina shotengai y sus techos hacen que sean perfectas para días de lluvia o de sol.

Es este un tradicional shotengai con mucha personalidad al estar ubicado en una de las zonas más antigua de la moderna capital. Hubo un tiempo lejano en el que el barrio quedaba en el extrarradio, a las afueras de la ciudad, entonces era el barrio del ocio y de la prostitución. Con el tiempo, fue engullido, bombardeado, olvidó su pasado rojo y resurgió de sus escombros. Al renacer, esta zona mantuvo su clásica esencia, y la cercana orilla del río Sumida se modernizó.

A lo lejos y a ratos vemos la construcción más alta de Japón, Tokyo Skytree Tower. Es una torre de televisión con 634 m, con miradores a los que se puede subir, centro comercial, restaurantes, planetario y un acuario.

Hay un teatro que luce en su puerta las huellas de manos de artistas nipones, un viejo parque de atracciones de hace 150 años anclado en el tiempo, 45 geishas en activo, la comercial calle Kappabashi para los amantes del menaje de cocina y hostelería… Y la turística posibilidad de acercarse a la moderna orilla del río para tomar un barco, más o menos futurista, y navegar por el Sumida hasta los jardines Hama-rikyu o hasta la isla de Odaiba.

Es un crucero fluvial asequible, unos 1560 Yenes, 50 minutos aprox., que conecta barrios interesantes y que ofrece diferentes y curiosas perspectivas de la ciudad. Aquí os dejo más información del servicio Tokyo Water Bus donde podéis consultar horarios, muelles, precios de los diferentes trayectos y compañías…

Recuerdo que desayunamos a la orilla del río, unos bollos dulces indefinidos con vistas al ajetreo de los barcos, y que luego retrocedimos un poco para hacer fotos desde el puente Azuma.
Frente a nosotros los rascacielos de Asahi Beer Tower y Asahi Beer Hall, acompañados de un dorado ¿gurruño?, perdón, llama dorada. Perdón por llamar gurruño a la escultura “Flamme d’Or”, pero no voy muy desencaminada, los japoneses también lo hacen y lo llaman literalmente “truño dorado” .
Al parecer el gurruño, truño, llama o mojón, pesa más de media tonelada y simboliza la espuma de la cerveza, exactamente el “ardiente corazón de la cerveza Asahi”.
Dicen que el edificio dorado de detrás es una enorme jarra de cerveza coronada de blanca espuma. Sin duda, los edificios y alrededores del flamante gurruño son un buen lugar para los amantes de la arquitectura y de la cebada, se pueden hacer catas, hay restaurantes, bares,…

Nosotros nos quedamos en la orilla viejuna y exploramos tranquilos callejones, …Tropezamos con los primeros rickshaws, que se ganan el sueldo corriendo y acarreando turistas sobre ruedas… armados con gorros tradicionales y zapatillas 2.0…

…Entramos en un pequeño y solitario templo con una sencilla minifuente habitada por un minidragón, minihelechos, musgo… y unos minicazos de aluminio y madera…

Y callejeando abandonamos el barrio de Asakusa donde se acarician pasado y futuro-presente, para irnos a conocer el occidentalizado parque Ueno y sus alrededores.
Ueno es un parque urbano, público, gratuito, y es famoso por los muchos museos que se concentran en sus amplios terrenos. Allí se encuentran:
– el Museo Nacional de Tokio el más antiguo y grande de Japón,
– el Museo de Arte Metropolitano en reformas hasta marzo de 2019,
– el Museo Nacional de Ciencias con un interesante continente y contenido,
– el pequeño Museo Shitamachi que muestra la vida cotidiana en el antiguo Tokio,
– el Museo Nacional de Arte Occidental, que se encuentra en un edificio diseñado por Le Corbusier, y que fue el primer Patrimonio de la Humanidad en la ciudad de Tokio.
En el recinto del parque también se encuentra un zoológico, es el más antiguo de Japón. Personalmente no soy amiga de mantener fauna en cautividad, no visito zoos. Te invito a leer las recomendaciones sobre Turismo Responsable que hace FAADA, …y tras la lectura decidir si visitarlo o no.

Sabíamos que Ueno es un lugar perfecto para disfrutar de sus mil cerezos y celebrar picnics bajo un diluvio de pétalos… pero no solo es atractivo en primavera, en él hay pequeños templos gratuitos, ambiente urbano, un enorme estanque, interesantes fachadas, árboles… Nos apetecía verde y callejeando sin prisas, nos acercamos al parque.

Craaa craaa craaa nos saludan los primeros cuervos escandalosos del viaje. Los observo desde la zona de fumadores,… y una chica me cuenta que se han convertido en un problema para la ciudad. Al parecer construyen sus nidos con perchas metálicas, provocando cortes eléctricos que causan retrasos en los trenes y pérdidas millonarias… Rompen las bolsas de basura, desplazan a otras especies, defecan tanto que en algunos barrios los niños van al cole protegidos por paraguas,…
Me explica que se llevan acabo medidas para controlar la plaga, destruyen nidos, reparten redes para tapar las basuras… Pero se ve que van ganando los cuervos parlantes… un rival muy listo 😉 capaz de razonar, resolver problemas de lógica, construir herramientas… y hasta de ser conscientes de sí mismos…

Retomamos la marcha, escuchamos la música de un hombre orquesta, encontramos turistas y niñas vestidas con tradicionales kimonos, vemos los primeros arces de colores… el aire huele a incienso…

Saludamos al templo Bentendo y a su rechoncho salón octogonal dedicado a la diosa Benten, la diosa de la fortuna, riqueza, música y conocimiento…

No muy lejos, hay un gran rostro de Buda en bronce que es lo único que sobrevivió de una enorme escultura tras un viejo terremoto, una estupa ocupa el lugar donde estaba…
Caminamos y subimos al coqueto balcón de madera del cercano templo Kiyomizu Kannon… Es uno de los templos más antiguos de la ciudad, y está dedicado a la diosa Kannon, la diosa de la fertilidad y de la concepción.

Las vistas más que espectaculares, son curiosas. El árbol retorcido con arte, vendas y prótesis, se convierte en el protagonista absoluto del mirador, debido a su forma circular se le llama pino de la Luna.

Dejamos atrás el santuario de Ueno Toshogu y su pagoda de cinco pisos y caminamos hacia el estanque Shinobazu. Es natural, grande y se divide en el estanque de los lotos, en el de los cormoranes y en el de las barcas… Y sí, había cormoranes, patos y las primeras carpas de mogollones…
…Miles de lotos chuchurridos que en verano florecen y lucen pletóricos, …

…y ortopédicos cisnes de pastelosos colores que funcionan como barcas a pedales…

Cotilleamos la fachada del Museo Nacional, en algún momento suena de fondo “El cóndor pasa” tocado por un grupo de sudamericanos, los turistas nos mezclamos con locales, alguien graba un reportaje que no conseguimos descifrar… encontramos un banco y nos lanzamos a descansar los pies y a ver la vida bajo el otoño…

Entramos por el Sur, salimos por el Norte, y comenzamos a explorar los alrededores del parque. Visitamos el templo Jomyoin, plagado de ordenadas y simétricas representaciones de Jizo, el dios protector de los niños, las mujeres y los viajeros.

Aquí las estatuas están en una base, enmarcadas en piedra y alineadas en mogollones de filas en el jardín del soso templo… Dicen que hay unos 84.000 Jizo, y que muchos de ellos provienen de antiguas donaciones para que los dioses protegieran a los pequeños en las grandes epidemias.

Me impresiona el número, el orden y el caos. Miro las ofrendas con formas de monedas, los rostros y su ausencia, el paso del tiempo con forma de erosión, líquenes, moho, fisuras,…grietas,… Al parecer es costumbre recoger los pedazos de piedra que se han roto y colocarlos al lado de la estatua más cercana.
Al salir visitamos el templo Tenno-ji, con una curiosa mezcla de arquitectura tradicional y moderna, un gran Buda de bronce en el jardín y rodeado por el enorme cementerio de Yanaka.

Sin duda, la serenidad que me transmiten los templos, es proporcional a la soledad que en ellos encuentro. Los pequeños, escondidos, secundarios, los que casi no aparecen en las guías… son sin duda los más tranquilos.

A la salida nos adentramos en el famoso cementerio budista, con más de siete mil almas, Yanaka es el camposanto más grande y visitado de la ciudad.

Es famoso sobre todo en abril, cuando sus miles de cerezos florecen llenando de pétalos su calle central, Cherry-blosson Avenue. Pero tampoco está nada mal en otoño, cuando algunos arces y ginkgos cambian la coloración de las hojas.

Los cementerios ofrecen silencio, historia, curiosidades, rituales y son también una pequeña muestra, un reflejo, de cómo una sociedad afronta la muerte. Si las tumbas están sucias o limpias, si hay o no visitantes, …los rituales …

En Japón conviven el sintoísmo y el budismo y, tener dos religiones que se llevan bien y se complementan, puede ser muy práctico. Por ejemplo de la muerte se encarga Buda, de forma que casi el cien por cien de los cementerios son budistas.
Las cenizas reposan entre ofrendas, tablillas y gatos… Vi siempre flores frescas, apenas flores secas que son cero feng shui…, terrenales ofrendas como vasos con sake o botellitas,…latas de cerveza, de refrescos, de fruta en almíbar… cigarrillos…

Tras visitar el enorme y agradable cementerio, callejeamos y tropezamos con otros pequeños templos y altares. Uno de ellos fue el Kaneiji Temple…pequeño, atractivo y tranquilo.

Al salir nos adentramos en el tradicional barrio de Yanaka, un barrio con solera, superviviente a los muchos incendios y terremotos que a lo largo de la historia arrasaron la ciudad. Aquí el pasado reaparece con forma de diminutas casas de madera, heterogéneas tiendas con encanto,… las frutas al lado de una vieja relojería, los repollos junto a la barbería,…puestos de encurtidos… de tornillos…de té…

Y poco a poco, sin prisas vamos regresando a la estación atravesando el comercial, viejo y muy gatuno barrio de Nippori. Comimos por el camino algo rápido, unas brochetas de pollo yakitori y algo empanado,… exploramos callejones, y cotilleamos puestos en el mercado de Ameyoko.

La última hora de la tarde la dedicamos a pasear un poquito por el barrio de Shimbashi. Llegamos a su estación, una de las más antiguas del país, y desembocamos en un concurrido distrito de negocios y algo de ocio. A esas horas mogollones de los llamados “salaryman” y “mujeres de oficina”, regresan a sus hogares tras acabar la jornada laboral.
Se les llama trabajadores de cuello blanco, salaryman, sararīman, asalariados, y se caracterizan por mostrar una super lealtad a la empresa, por sus jornadas laborales maratonianas a veces de 70h semanales, por sus escasas o nulas relaciones sociales y familiares, por las muertes por exceso de trabajo, por la alta tasa de suicidios, depresiones … borracheras. Viven por y para la misma empresa, desde que se gradúan, hasta que se jubilan a los 60-65 años.

Ellos se distinguen por su camisa blanca, traje de chaqueta oscuro, corbata tristona, zapatos impecables y monótono maletín. A ellas, cuando las vi era otoño, y las diferenciaba por ir enfundadas en clónicas gabardinas marrones, llevar zapatos oscuros a juego con las ojeras y con el soso maletín.
De ellas, las llamadas OLs, Office Ladies, se habla menos y debería hablarse más. Las disparidades laborales por sexo en Japón son enormes. Y los datos dicen que el país en lugar de mejorar, empeora, y actualmente se encuentran muy a la cola de los rankings que elaboran los foros mundiales.
Al igual que ocurre en muchos países, aquí también se desaprovecha el potencial de miles de mujeres preparadas, se les paga menos por el mismo trabajo de jornadas infinitas, las posibilidades de promoción son escasas o nulas… Hace años que se ven afectados los índices de natalidad, ha aumentado la demanda de mano de obra extranjera,… Ahora es posible encontrar inmigrantes tibetanos, filipinos,… algo no muy deseado por el hermético país, antes casi impensable, pero ahora imprescindible para la economía. En Japón, con la población más envejecida del mundo, los cambios sociodemográficos hacen décadas que comenzaron a notarse.

Desde fuera, ellos y ellas, parecen las hormigas más frenéticas de este sincronizado hormiguero. Se ven seres clónicos, enfundados en poliéster, acelerados, agotados, dormidos, abducidos o ausentes o preocupados … Nadie mira a su alrededor, nadie conversa, nadie interactúa con nadie, … En muchos países, en muchas sociedades, existen estos seres alienados o zombis… y en el superpoblado Plutón me parecieron muchísimos.

Algo cansados, asomamos la nariz al barrio y nos tropezamos con una vieja y negra locomotora, rascacielos con oficinas que parecen no dormir nunca, turistas posando, un chico haciendo música con la boca, restaurantes y bares, … Desde fuera parece un barrio con pocos atractivos destacables pero quizás es una buena base para conocer la ciudad. La estación de Shimbashi está muy bien comunicada y puede facilitar la logística cotidiana del turista.

Debían ser más de las siete cuando nuestros madrugadores cuerpos dijeron basta. Cenamos algo, buscamos nuestra línea Yamanote incluida en el JRPass, entramos en un supermercado y regresamos a nuestro hotel.
Ya os comenté en el post de preparativos, que los supermercados son grandes aliados de los turistas, ofrecen descuentos a última hora de la tarde en los productos frescos diarios, y son perfectos para comprar una cena lista para llevar, un picoteo, o el desayuno…
Aquel día recordé que existía un dulce llamado melon bread, melonpan para los amigos, una especie de pan dulce que podría parecerse a un basto bollito suizo al que me hice adicta ☺ Maridín experimentaba con rellenos de cremas, chocolate, nata, té verde… y anko, que es una típica confitura japonesa hecha a base de judías rojas, llamadas azuki, usada en los doriyakis … y en muchos otros dulces.
Con el goloso desayuno, y con mis primeras ampollas de la colección ☺ llegamos al hotel. Un baño caliente en el reconfortante y molón onsen de su ático era el plan perfecto para acabar nuestras primeras 24h en Tokio ☺. Fueron todo un descubrimiento estos tradicionales baños… y para nosotros, sin duda, se convirtieron en un agradable ritual de lo habitual 😉

La vedad que Tokio es una Auténtica Pasada. Está genial el Post. Por cierto no se si visitasteis en Shinjuku un Barrio pequeño que se encuentra dentro del mismo barrio, El Golden Gai. Está formado por callejuelas y casas muy antiguas bajas, un distrito estancado en el tiempo, antigua zona de burdeles y mercado negro. Yo estuve en 2013, por entonces se que no iban tantos turistas, por el día está todo cerrado, toma vida por la noche con bares minúsculos pero muy auténticos. Por entonces me recuerdo que estaba prohibido sacar fotos y videos dentro del barrio. Nosotros íbamos mucho a Nana Bar ( donde todas las leyendas del flamenco han estado y han tocado) tuvimos el privilegio de tocar muchas noches. Por lo visto ahora se está modernizando un poco, pero aun así merece la pena adentrarse en ese antiguo Tokiol.
https://gogonihon.com/es/blog/barrio-golden-gai-de-shinjuku/
saludos!
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Muchas gracias Jorge por pasar por aquí y sumar. Tocar flamenco en un bar de Tokio debe ser tan surreal como apasionante 🙂 toda una experiencia sin duda. Sospecho que hoy seguramente encontrarías más turistas,… el turismo en los últimos años ha aumentado mucho.
Sí, todos estos barrios con pasado rojo o negro 🙂 que sobrevivieron a incendios, bombardeos y terremotos son muy muy interesantes 🙂 Golden Gai, algunas calles de Yanaka, algunas calles de Asakusa,… Me gustó mucho ese Tokio detenido en el tiempo, ese contraste entre Japón Plutón y el Japón tradicional 🙂
Me alegra que te haya gustado el paseo y haberte traído recuerdos nipones 🙂 Un saludito!!
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Muy buen paseo por la antigua Edo, lleno de detallitos históricos, culturales, sociales… algunos tristunos, como los de los cuellos blancos y las mujeres de oficina.
Con el onsen del ático parece que empieza a atraerme algo más el destino 😀
Gracias por compartir. Un achuchón bien fuerte.
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Me alegra que te haya gustado el paseo nipón 🙂 Tu dile a tu Maridín que el onsen es innegociable 😀 que en alguno/s alojamientos molaría probarlo 🙂 seguro que a tu Terremoto también le gustará la aventura acuática y diferente.
Sí 😦 toda sociedad tiene sus claros-oscuros… Algunas tienen los oscuros más visibles y otras los tienen más escondidos y disimulados.
Mil GRACIAS a ti por pasar por aquí, compartir conmigo tu tiempo y estar cerquita 🙂 Un abrazo enorme linda Salo.
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¡Madre mía, qué cansancio! Pero si uno quiere aprovechar el tiempo y ver lo máximo posible, no hay más remedio que madrugar y patearse la ciudad o, en este caso, algún barrio.
La verdad es que no me gustan esas ciudades monstruosas, excepto para visitarlas como turista, pero no para vivir.
Alabo tu facilidad para transmitir vuestras experiencias y detallar vuestras visitas. Me ha encantado recorrer esos lugares tan exóticos. Yo me quedo, desde luego, con las zonas tranquilas, los parques y jardines, los templos, etc. La gran ciudad cosmopolita, como es Tokio, deslumbra y no deja indiferente, pero el bullicio me apabullaría.
Por lo que he visto y oído, y aquí lo corroboras, Japón es un país de grandes contrastes. Lo bueno es muy bueno y lo malo muy malo. Me encantan las tradiciones, el orden, la limpieza y el respeto (veo que la única excepción son los cuervos, y me extraña que los inteligentes y astutos japoneses no hayan dado con una solución expeditiva al mal comportamiento de esos pajarracos), pero que en pleno siglo XXI, un país tan adelantado sea todavía tan machista y con tanta tiranía laboral, me sorprende y me desagrada. Repito: Japón es un gran país, con un pasado esplendoroso y un presente superdesarrollado, pero para visitar, no para vivir. ¿Cómo pueden coexistir las tradiciones milenaria con un desarrollo tecnológico que, en algunos casos, llega al absurdo? ¿También hay dos clases de japoneses?
Un gran reportaje, amiga, del que he disfrutado de cabo a rabo.
Un abrazo.
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😀 jajaja 😀 sí que es un viaje agotador compañero 🙂 y eso que los días otoñales son más cortos 🙂 pero es un destino que está tan lejos y con tanto que ofrecer… que hay que aprovecharlo 🙂
Aunque creo que a todo, o a casi todo, se adapta uno… yo tampoco podría vivir en una megaurbe como Tokio,… no sería un hábitat que yo elegiría. También me resulta apabullante. Lo bueno, es que te desmarcas de cualquier calle principal y cambia el asunto, mucho más tranquilo, y también en los alrededores hay lugares muy interesantes para desapabullarse 🙂
Japón es muy muy dual 🙂 muy Japón-Plutón, muy avanzados para unos asuntos y demasiado tradicionales para otros… Mucho contraste, y sí mucho machismo… 😦 y tiranía laboral… y acoso escolar… son más terrícolas, que plutónicos.
Bueno aquí nos van ganando las palomas y las gaviotas 😀 . Yo creo que allí no destruyen los huevos, solo los nidos. El sintoísmo respeta a los animales e incluso a las cosas… Te diré que en un cementerio encontramos un mausoleo levantado a los insectos…por una empresa fumigadora 🙂 .
Me alegra que te haya gustado el paseo bajo cuervos y neones 🙂 mil gracias compañero por pasear conmigo. Un abrazo grande.
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Leyendo tu post acabo de regresar a Tokio, me ha encantado el relato y las fotos, ha sido como volver a pasear por allí, un abrazo y disfruta el finde,🙂
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Me encanta traerte recuerdos 🙂 y me alegra leer que te ha molado el paseo 🙂 un abrazo grande linda vecina y buen finde 🙂
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