Nuestro roadtrip por Australia continuaba. Hoy poníamos rumbo al Sur de Queensland para conocer los koalas de Magnetic Island, los encantos de Mission Beach y algunas cascadas de las afueras de Cairns.

Comenzamos aquella mañana de finales de septiembre despidiéndonos de los imponentes casuarios en los alrededores de Etty Bay. En el post anterior os comenté que Mission Beach y el P.N. Daintree Forest, son las mejores zonas del país para encontrar esta enorme ave en libertad.
Contentos de verlos comer semillas, caminar con garbo, mirarnos… nos pusimos en marcha. Unos 260 km sin prisas nos esperaban, queríamos llegar a los alrededores de Townsville para hacer noche, y al día siguiente tomar el ferry que nos llevaría a la isla.

El corazón de Mission se conoce como la Costa del casuario, y está formada por cuatro localidades playeras que suman unos tres mil habitantes. Aquí se puede conducir por la Cassowary Scenic Drive, contratar tours para bucear en la Gran Barrera de Coral, practicar senderismo, paracaidismo en tándem, rafting,… bañarte en playas con redes antimedusas, alojarte en campings o coquetos Bed and Breakfast,… Es una zona turística tranquila, con un ritmo y ambiente muy diferente a Cairns y Port Douglas.

Exploramos la zona parando donde nos apetecía, a veces selva, a veces playas. En el Parque Nacional Djiru hicimos el fácil sendero Lacey Creek trail, allí nos encontramos un enorme casuario sentado, rarunos peces de río, tortugas, aves, árboles catedrales… y unos abuelos ingleses que estaban dando la vuelta al mundo…

Nos contaron mucho sobre su primera visita a Australia en los años setenta, cuando no había nada de infraestructuras y todo era aún más salvaje. Con tanta charla se nos pasó cruzar la carretera para hacer el cercano Dreaming trail, un empinado sendero de unos 3,2 km que llevaba anotado en mi cuaderno viajero.

Nos asomamos a la playa de Mission Beach, y nos recibe un solitario y salvaje arenal blanco flanqueado de verde. Sobre nuestras cabezas una lluvia de paracaidistas, a nuestra espalda la selva, frente a nosotros el Pacífico en modo bajamar On.

La turística isla Dunk no se encuentra lejos, apenas a 4 km de la costa. Forma parte del Parque Nacional Family Islands. Existen servicios de taxis acuáticos y tours, aquí te dejo más info y mapas por si te apetece echar un vistazo a la zona.

La costa tiene corazón volcánico y una espesa selva que llega casi a la orilla del océano, hay distintas playas donde elegir. Nosotros nos asomamos a Bingil Bay y Brooks Beach.

En Brooks beach comimos nuestro picnic y nos dimos un baño. Estábamos casi solos, acompañados por unas sospechosas hormigas gordas, un puñado de laboriosos cangrejos y un chico local haciendo la fotosíntesis en hora punta…

Después de comer recorrimos el breve y sencillo sendero Fan Palm trail. Allí volvimos a encontrarnos con las licualas, estas especiales palmeras abanico muy made in Australia, que ya conocimos hacía unos días en Daintree Forest N.P.

Los paneles del sendero cuentan que aquí la selva está menos tupida debido a que un importante ciclón devastó la zona, y explican como puede verse la colonización del espacio, como las plantas comienzan a competir por la luz, como renace la selva… Los huracanes y tifones tienen mala prensa, pero desde un punto de vista ecológico son regeneradores.

En el Parque Nacional Djiru se pueden encontrar senderos y algunas áreas de picnic. Casi todos los trails son sencillos, algunos están adaptados a personas con movilidad reducida, otros son aptos para bicicletas de montaña… otros perfectos para los más peques… que se divertirán siguiendo las huellas de un casuario, y encontrando una réplica de su nido con sus raros huevos verdes. Aquí los tienes todos, y aquí te dejo un mapa de la zona.

Después de los senderos, el playeo y el picnic, nos despedimos de la zona de Mission y continuamos rumbo al Sur. Las omnipresentes plantaciones de cañas de azúcar iban desapareciendo a medida que nos acercábamos a Townsville.

Por el camino paramos en los miradores de Hinchinbrook y Panjoo lookout, con vistas panorámicas al estuario y al Parque Nacional Hinchinbrook Island. Antes de viajar había leído sobre esta montañosa isla, tenía una pinta muy interesante y no me hubiera importado explorarla. Es un lugar donde con suerte pueden observarse dugones, contratar tours a la Gran Barrera de Coral, o caminar los 32 km del Thorsborne trail, considerada como una de las caminatas de varios días más bonita de Australia.

Dejamos atrás playas como Lucinda y Taylors Beach, el desvío a las cascadas Jourama y el de Crystal Creek… la tarde caía y no debíamos ni queríamos conducir de noche.
Y menos mal que no paramos. En los últimos kilómetros nos encontramos un par de tramos en obras, y un grave accidente que provocó un importante bypass por una carretera rural. Llegamos de noche, sin camping reservado, recepción cerrada… Por suerte en el Coral Coast Campervan nos pudimos quedar sin problemas.

Por la mañana madrugamos para tomar uno de los primeros ferris que comunican la ciudad de Townsville con la isla de Magnetic Island, Maggie para los locales. Se encuentra a unos 15 km de la costa, la travesía dura apenas media hora. Si se quiere, se puede cruzar con el coche, con la campervan, o autocaravana,… cuanto más grande el vehículo más caro el billete, hay que calcular si nos compensa y si merece la pena.

Existen dos compañías con distintos horarios y servicios. Fantasea Cruising Magnetic, transporta pasajeros y vehículos y ofrece Parking gratuito.
La segunda compañía es Sealink Magnetic Island, es solo para pasajeros sin vehículos y tiene mayor frecuencia de horarios.

Nosotros no cruzamos con la furgoneta, y por horarios elegimos la compañía Sealink. Si se compra el billete en la web hacen un pequeño descuento, lo compramos on line, nos costó unos 30 AUD ida y vuelta por persona, y subimos en uno de los primeros ferris de la mañana.
Aunque en los alrededores del puerto de Townsville podríamos haber aparcado en zona azul, o gratis dando unas cuantas vueltas, preferimos dejar la furgo en un parking vigilado cercano por unos 4 AUD el medio día.

Por la isla nos moveríamos en autobús. La compañía Sunbus une los principales puntos de interés, y ofrece un práctico bono de un día por 7 AUD por persona/viajes ilimitados. Aquí puedes actualizar precios y consultar horarios. Si no quieres usar el bus, puedes alquilar una motocicleta, o unos rústicos y divertidos descapotables de la Barbie, o un turismo, un 4×4… o una bici si no te importan las cuestas.

Maggie es pequeña, su oferta de alojamientos es limitada y algo cara, hay quien le dedica un día y le sobra, hay quien pasa una noche… depende de cuanto quieras explorar y gastar. Nosotros le dedicaríamos la mañana y un pedacito de la tarde.
Sus playas en verano pueden ser interesantes, hay algunos puntos de snorkel, un sendero submarino autoguiado… Si se visita en invierno, o el día está chungo, quizás disminuyen sus encantos,… pero la isla presume de tener 300 días de sol al año, y siempre es un buen lugar para intentar buscar koalas y wallabies de roca. Aquí puedes consultar todos los rincones de la isla.

La llegada del ferri al puerto de Nelly Bay está sincronizada con el autobús, y tal y como llegamos, nos subimos y compramos al conductor el bono ilimitado para un día. Nuestra primera parada sería en The Forts para hacer el sendero Forts walk en busca de koalas.
Es un trail fácil de unos 4km, que se recorre en una hora y poco, o más si te entretienes con las vistas panorámicas o con la fauna. Aquí puedes ampliar la info.
Al comienzo del famoso sendero los paneles nos hablan de los koalas que viven en estas altas laderas de la isla. Es el animal emblema de Queensland y solo habita en Australia, y aunque su tierno aspecto recuerda a los osos, es un marsupial como el canguro.

Su nombre científico significa “oso de color ceniza”. Y me gustó saber que la palabra koala proviene de una de las muchas lenguas aborígenes, y significa “el que no bebe” o “no bebe”, y es que este gris marsupial no bebe ni suda.
Era temprano, con los dedos cruzados, y los ojos muy abiertos, comenzamos el sendero. Cuando llegamos no había nadie, subimos una primera cuesta… y muy pronto apareció una maraña de pelo gris en el tronco de un árbol.
Era el primer koala del viaje, y se veía genial. Los eucaliptos de esta zona no son ni muy altos ni muy tupidos y eso facilitó mucho los avistamientos.

Duermen más que los perezosos, son activos principalmente en la noche y en horas crepusculares, pasan más de 20h dormidos o dormitando... Pero si se tiene paciencia, podrás verlos cambiar de postura, abrir los ojos, comer …incluso con algo de suerte podrás verlo caminar por el suelo… Este se reacomodaba, nos miraba con sus diminutos ojos, se rascaba y pegaba literales cabezadas.
Estaba muy cerca, fue un primer encuentro muy emocionante. Nos costó separarnos de aquel narcoléptico “oso de color ceniza que no bebe” ☺ y después de un rato, continuamos subiendo la suave y larga cuesta.

Tras un recodo, en un eucalipto esmirriado, vimos el segundo koala, estaba hecho un gurruño y miraba para Cuenca. Tardamos unos segundos en darnos cuenta que el bulto peludo de su espalda era una cría.

Suelen tener solo una cría por año. Nacen al mes de gestación y permanecen en la bolsa o marsupio unos seis meses lactando, desarrollándose y terminando de crecer. Luego explorará el mundo abrazado a su madre hasta alcanzar el año cuando se independiza. Tuvimos mucha suerte y vimos más bebes, juveniles, adultos… ☺

Son solitarios, tienen buen olfato y oído, viven unos 10-20 años, y aunque no lo parece, llegan a medir entre 60-80cm, y pesar 4-15kg.
Antiguamente los aborígenes los cazaban por su carne y por su suave piel, que varía del color gris plata al gris marronáceo. Actualmente es una especie amenazada, y son los incendios, la pérdida de hábitat, atropellos, perros y enfermedades, sus principales enemigos. Recuerdo que leí que casi todos los koalas australianos, excepto los que habitan en Kangaroo Island, están infectados por clamidias, son portadores de gonorrea, una enfermedad de transmisión sexual, también contagiada de madres a crías.

Es el único marsupial trepador sin cola, viven en bosques de eucaliptos y casi el 100% de su dieta está basada en este árbol. Solo comen las hojas de 35 especies de eucaliptos de las 500 que existen, de ellas obtienen el poco agua que necesitan y un puñadito de nutrientes. Es una dieta muy baja en calorías, de ahí que optimice las energías y duerma mucho tiempo para no gastar.
Las hojas de eucalipto son tóxicas-venenosas pero su sistema digestivo está preparado para extraer todo lo que necesita, aunque emplee muuuuchas horas en el proceso. Las crías cuando dejan de lactar, aún no pueden digerirlas y comienzan comiendo las heces semidigeridas de la madre.

Aquí no conocimos la curiosa voz de los koalas, los escuchamos en el Sur del país… y flipamos. Son sobre todo los machos quienes usan los sonidos para marcar el territorio, y las hembras durante la cópula. No sé si es un bramido, berrido, casi rebuzno… pero sin duda sorprende.

Entre koala y koala, leíamos los carteles que acompañaban a las escasas ruinas militares. Recuerdan que Australia fue una estratégica base de comunicación y abastecimiento durante la II GM, hablaban del papel de la mujer en la guerra, indicaban donde estaban las letrinas, donde las ametralladoras,… la torre de vigilancia ahora convertida en mirador de 360º…

El Norte del país fue atacado por Japón de forma desproporcionada. El bombardeo de Darwin fue llevado a cabo por unos 200 aviones nipones, fue tan brutal que se le conoce como el Pearl Harbor australiano.
Hubo miedo a un segundo ataque, y un año después, en 1943, construyeron este fuerte para defender el puerto y la ciudad de Townsville.
Con el tiempo el fuerte militar fue desmantelado para crear el Parque Nacional Magnetic Island, y hoy está declarado Patrimonio de Queensland.

Por el camino nos esperaban más sorpresas peludas, vimos un fugaz wallaby saltar entre los pinos, y más koalas con crías. Ni en mis mejores fantasías koalabicheras contaba yo con ver bebes koalas, vimos más de media docena… y creo que nos hubiéramos quedado allí toda la mañana.

Algunos estaban más espabilados y nos regalaron momentos inolvidables. Nos gustó mucho ver las crías mamar, las miradas, las payasadas, las poderosas uñas de sus cinco dedos… ¿sabías que sus huellas dactilares son muy parecidas a las humanas?

Una de las veces, una madre koala con cría decidió cambiar de árbol… Verla bajar, caminar, saltar a un nuevo tronco y trepar,… fue tan inesperado como emocionante.

Me quedé muy “estupefactada” con los ágiles saltos, y me encantaron sus graciosos andares con ese culo rechoncho… parecen lentos, pero pueden correr a la velocidad de un conejo.

Contentos, deshicimos el sendero, y tomamos el bus para acercarnos al pequeño núcleo urbano de Arcadia. Dejamos atrás Alma Bay y caminamos a Bremner Point, allí queríamos conocer a los uallabíes de roca.
Para entendernos, el wallaby o uallabí, es un marsupial primo hermano de los canguros, pero de menor tamaño. Hay varias especies, estos habitan en rocas, otros en bosques, en el bush australiano…

Un canguro bonsái salió de la sombra de los grandes piedrolos y nos miró con la cara que yo llamo “damealgo damealgo”= Pidiendo comida. Cuando llegamos vimos carteles indicando que tipo de alimentos pueden dárseles, y cuales no. Hay incluso pequeños comederos donde le dejan algún tipo de pienso…

Si me has leído alguna vez, ya sabes que a mi lado bióloga no le mola nada el “complejo omaíta”. Eso de ir alimentando a la fauna salvaje, recuerda que crea importantes desequilibrios en los ecosistemas.
Hablando con un antiguo ranger local, nos comentó que él tampoco estaba de acuerdo con esta política. Nos contó que ya hay lugares infectados de cacatúas por ser alimentadas con las semillas que venden, y que se han convertido en una plaga y problema.

Allí estuvimos un rato viendo saltar a estos bonitos mini canguros, que entraban y salían de la sombras cada vez que escuchaban pasos o voces humanas.
Frente a ellos las aguas turquesas del Pacífico, las ruinas del viejo embarcadero de Geofrey Bay, algunos niños haciendo snorkel…

Nos fuimos caminando a la cercana Alma Beach. Hay césped, una zona de picnic, aseos, duchas, un parque infantil… y una pequeña playa entre enormes piedrolos.
Aquí, sin medusas, sin corrientes, sin cocodrilos, sin tiburones… pudimos comer y darnos un baño. Recuerda que en Australia siempre hay que leer los carteles de información antes de bañarte en una playa, lago o río.

Alma y Geofrey Beach son las dos playas de la pequeña localidad de Arcadia, pero en Maggie hay 23 playas y calas donde elegir. Para un buen snorkel llevaba anotadas las bahías de Florence, Arthur, Nelly, Geoffrey y Picnic Bay.
Hay senderos playeros y montañosos, un poco de mangle, nidificación de tortugas, aves, la posibilidad de ver dugones…

Maggie, la isla que volvía locas a las brújulas, quizás no es una isla deslumbrante ni despampanante, pero tiene sus encantos. Nosotros le tenemos un cariño especial, de allí nos trajimos los mejores avistamientos de koalas del viaje.
Aquí te dejo la web oficial del Parque donde puedes consultar todas las playas, mapas, trails…

Pensábamos recorrer el sendero que une Horseshoes Bay con Radical Bay, 3,4 km-1h, pero el picnic y el baño se alargaron, y preferimos regresar al puerto. Tomamos el bus, subimos al ferri, y sobre las 15h recogíamos nuestra furgo en el parking de Townsville. Dejábamos atrás la ciudad, de ella no puedo decir mucho porque solo la atravesamos, aquí te dejo más info.

Sí sé que Townsville es una base muy usada para realizar una de las inmersiones submarinas más famosas del mundo; bucear en el pecio del SS Yongala. Un antiguo barco de pasajeros que naufragó durante un ciclón, desapareció sin dejar rastro ni supervivientes, y fue encontrado casi 50 años después. Hoy es un buceo muy demandado y por ello se recomienda reservar con mucha antelación. Hay algún otro punto desde donde realizar esta inmersión, pero Townsville es el más cercano y el que tiene una mayor oferta.

Unos 230 km nos esperaban hasta Mission Beach. Regresábamos al Norte sin entretenernos demasiado, atardece pronto y no queríamos que se nos hiciera de noche.
Llegamos casi anocheciendo, y tras hacer el check in en el Mission beach camping & caravan park, buscamos un lugar para cenar. La oferta gastronómica en Mission es limitada pero hay algunos restaurantes, fish & ships, algún Sport bar, pizzería… Al final compramos burguer en un take away del pueblo, y cenamos en nuestra furgo molona bajo las estrellas y palmeras.

Desde Mission regresábamos a Cairns. Llevábamos poco más de una semana en el Este del país, tocaba devolver la furgoneta en Cairns y volar al Norte.
Hubiera molado tener más días para bajar al sur, y desde Airlie Beach visitar las famosas islas Whitsunday, un paraíso al que llegar contratando alguno de los muchos tours que se ofrecen. Es una de las excursiones más típicas en la costa de Queensland, aquí te dejo más info.

Por la mañana nos asomamos de nuevo a la playa de Mission, dimos un paseo por el pequeño sendero del parque Ross Overton y nos pusimos en marcha parando donde nos apetecía.
Recuerdo que echamos un rápido vistazo a Kurrumine Beach, una solitaria playa del camino donde vimos algunas aves, nidifican tortugas y el mangle llega a la orilla del mar.

Más al norte paramos a conocer la húmeda zona de Babinda Boulders, Devils pools y Josephine falls.

Las curiosas formaciones geológicas desgastadas, los colores del agua, la selva alrededor… hacen que sean el lugar perfecto para darse un baño.

Los cómodos senderos llevan a coquetas pozas, pequeñas cascadas, miradores,… y a enormes piedras tapizadas con finas algas, que los más jóvenes usan para deslizarse de pie o sentados…

Hay aseos, barbacoas, parking… carteles que indican donde está permitido y prohibido el baño, advertencias de corrientes… Allí comimos nuestro picnic acompañados de 2 patos, 1 pavo, 3 gallos y 1500 tábanos cansinos… que por suerte no volvimos a ver en todo el viaje.

También hay algunos paneles que explican un poco sobre la fauna, la flora, la historia del lugar… Recuerdo que en Babinda falls había unos que explicaban el accidente de un avión militar, que llevaba a cabo una misión secreta y fue encontrado en la década de los ochenta, 41 años después de estrellarse.

Después de los baños, volvimos a la carretera principal. Reaparecieron las ordenadas cañas de azúcar, luego las montañas,… la carretera es cómoda y tranquila.

No queríamos devolver la furgoneta contra reloj, y nos fuimos acercando a Cairns con tiempo. La devolución fue en la misma oficina donde la recogimos, rápida y sin contratiempos. Si la furgo está muy sucia por fuera y/o por dentro pueden hacerte pagar un plus por la limpieza. Nosotros apenas habíamos usado la cocina, barrimos la arena, recogimos todo… nos dieron el ok. No tiene que estar reluciente, pero tampoco parecer un “hospital robao”.
Con un Uber llegamos al Hotel Coral Inn, que habíamos reservado a precio molón a través de Booking. En Cairns la oferta de alojamientos es amplia, pero atención a la letra pequeña porque muchos son con baño compartido.

Por su aeropuerto internacional, por estar a 1 h de la Gran Barrera de Coral, y a poco más de 100 km del tropical Norte y de las mesetas de Atherton,… Cairns es una base logística muy usada para conocer esta zona de Queensland.
Nosotros solo pasaríamos una noche. De la ciudad reconozco que lo que más nos interesaba eran sus mega murciélagos. Ya los vimos algunas noches sobrevolando nuestras cabezas, pero aún no los habíamos visto de día. Leí que en unos enormes árboles, junto a la biblioteca municipal, hay una importante colonia con cientos de ellos. Y allí que nos acercamos a conocer estos murciélagos de la fruta, o zorros voladores, o murciélagos de cabeza gris.

Son grandes, imagina un casi gato colgando boca abajo y añádele unas buenas alas tipo Batman… Pueden llegar a medir 40cm de largo, tener una envergadura de metro y medio, pesar 1kg y vivir 15 años. Sin duda es todo un Don murciélago.
A medida que cae la tarde comienzan a calentar motores y se muestran más activos y ruidosos. Me sorprendieron los enormes ojos de estos polinizadores, por lo que leí los usan para ver en la oscuridad, ellos no emplean sonar para orientarse y esquivar obstáculos, usan la vista y el olfato.

Cuando se superan los 40-42ºC mueren en masa, al parecer el calor es capaz de matar colonias de miles de individuos. Nos contaron que últimamente la población de estos vampiros canosos, se está viendo muy afectada por las cada vez más frecuentes olas de calor que sufre el país.

En el crepúsculo comienza a despegar toda la colonia de forma estudiada y ordenada, primero lo hacen los jóvenes machos, luego las hembras con o sin crías, por último los machos de los harenes. Esto en biología se llama efecto “detrás de ti”, los primeros en salir pueden ser los más vulnerables a los peligros, salir más tarde puede suponer una ventaja.
Nos moló mucho verlos despegar, sí, somos así de raritos. Aunque no somos los únicos raritos 😉 estábamos acompañados por un par de turistas pajareras, algunos peatones espontáneos, y vimos carteles que anunciaban días con charlas gratis sobre estos curiosos mamíferos.

Después dimos un paseo por el centro de Cairns. Con una población de poco más de cien mil habitantes, en sus calles se alternan terrazas, restaurantes, muchas tiendas de suvenires y mogollón de agencias donde contratar actividades.
Se ofrecen diferentes tipos de tours a la Gran Barrera, excursiones al cercano P.N. Daintree Forest, un trayecto en un turístico tren para conocer la región de Kuranda y las cascadas Byron,… cruceros al atardecer con o sin cena, avistamiento de ballenas, rafting, vuelos escénicos sobre los arrecifes de coral… La oferta de actividades es muy amplia.

Cairns no tiene playas, pero el centro de la ciudad presume de tener un enorme playa artificial perfectamente integrada en el paseo de la Esplanada. En esta enorme piscina de agua salada los locales y guiris se refrescan, hacen ejercicio,…
A las afueras de Cairns también se encuentran algunos atractivos, puedes visitar el Flecker Botanic Gardens, acercarte a conocer los Lagos Centenarios, bañarte en un puñadito de cascadas, algunas muy cerca como Crystal falls, Stoney Creek,… otras más alejadas, aquí te las dejo todas juntas por si te apetece darte un baño.

Cairns es un buen lugar para comprar recuerdos-suvenires, hay algunas tiendas tax-free, centros comerciales, un mercado los sábados en la Esplanada,…También celebra un Festival de Arte Indígena, y tiene algunos museos y galerías con muestras de arte aborigen.
Aquí te dejo un enlace donde puedes conocer la amplia oferta de Cairns, ver precios de tours, contratar actividades…

Nuestro día acababa, cenamos en un mercado nocturno, escuchamos algo de música callejera con ritmos australianos,… y regresamos paseando hasta el hotel. Mañana dejábamos la verde Queensland, volábamos al Norte del país para visitar el rojo Kakadu National Park… Los cocodrilos y las pinturas aborígenes nos esperaban… 😉
Si quieres leer más de nuestro roadtrip por Australia haz clic aquí y te llevo.
Estoy salivando, qué playas y vaya naturaleza!!
Yo tampoco había oído (ni visto, claro) nunca a un koala ni sabía de sus costumbres alimentarias cuando se destetan 😀 Triste la situación actual.
Y ese minicangurillo…
Cuánto habrán disfrutado (modo envidia super ON).
Gracias por compartir y un abracito tiernito de koala. Feliz miércoles.
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Me alegra linda Salo que te haya gustado el paseo matutino 🙂 Tu que conoces mi lado wild sabes lo mucho que disfruté en estos avistamientos 😀 Aprendí un poquito sobre ellos y me enamoré…pese a su fea voz y pese a esos originales potitos infantiles 😀 jajaja
El minicangurillo wallaby también tiene su punto 🙂 conocimos diferentes especies, unos más esmirriados que otros.
😦 Sí que han sido tristes las últimas noticias sobre los incendios 😦 una catástrofe ecológica que pasará a la historia del país.
¡¡ Mil gracias a ti !! por estar cerquita 🙂 un abrazo enorme modo koala ON 😀 buen miércoles para ti también amiga viajera.
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Con cada entrada quedo impresionado por una cosa u otra. Las imágenes con las que acompañas tu relato son extraordinarias, pero creo que me repito más que el ajo, de tantas veces que lo he dicho. También me pregunto cuántos kilímetros hicisteis en total recorriendo esa isla-continente o continente-isla. Porque supongo que los calculasteis, con lo minucosos que sois, je,je.
Ese «osito gris que no bebe» es todo un encanto, hasta que oyes su berrido, ja,ja. Su cara me recuerda a la del viejo payaso Charlie Rivel, ja,ja,ja.
Sigue sorprendiéndome la aparente escasez de seres humanos, según vuestras fotografías. Ya sé que lo que os mola es captar imágenes de los animales, pero las playas y calles están casi desiertas. Por cierto, la chica que observa con prismáticos un gran vallle ¿eres tú? Simple curiosidad, je,je.
Y la mención del brutal ataque japonés, me ha recordado la película Australia, protagonizada por Nicole Kidman y Hugh Graham. Fue bestial, como todo lo japonés, pero en malo.
Y para finalizar, me ha gustado tu mención a esa pareja de abueletes que habían dado la vueta al mundo. Supongo que vosotros seguireis sus pasos, ja,ja,ja.
Un abrazo.
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Me alegra que siempre haya algo que te llame la atención 🙂 creo que eso es bueno. También es bueno el ajo 😀 jajaja me alegra mucho que te molen las fotos 😉
Jajaja 😀 es curiosa la cara y expresiones del koala, porque pueden parecer tiernos peluches, también pueden recordar a simpáticos payasos… pero algunos parecen malvados o desafiantes 😀 jajaja supongo que depende de la caída de los somnolientos párpados, del grado de sueño… y de lo achinado de los ojos 😀 Y sí es muy achuchable hasta que abre la boquita 😀 jajaja
jajaja es que en Australia los seres humanos escasean 😀 Recuerda que en su enoooorme territorio, más grande que toda Europa, tiene la mitad de habitantes que España…
Duda Km: Pues kilómetros totales fueron aprox. unos 7200 🙂 en un mes.
Segunda duda 🙂 sí, soy yo en versión moño 😀 jajaja. Mira que le dije a maridín que no la pusiera jajaja 😉
Yo desconocía el papel de Australia en la II GM, y de allí me traje algunas lecciones… tristes y feas 😦 como este Pearl Habor australiano.
jajaja 😀 pues molaría ser como esos abuelillos viajeros, ojalá lleguemos así de estupendos, pero cómo no sabemos si vamos a llegar a abueletes…y si llegamos en qué condiciones lo haremos, pues somos de los que preferimos ir viajando ahora… que el mañana… no existe 😉 y si existe… a saber si nuestras rodillas y vejigas con 85 años serían capaces de soportar un viaje de 24h a las antípodas. Casualmente tengo un borrador de un post donde reflexiono sobre este asunto, no sabía si publicarlo o no, ahí anda en barbecho 🙂
Mil gracias por venir a buscar koalas con nosotros 🙂 un abrazo grande y buen finde.
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